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jueves, 26 de abril de 2012

Resentimientos...

Jamás había tenido un encuentro con un infectado, con sus 20 años de edad, siempre vivió en una bola de cristal. Su primer encuentro fue hace unas 4 horas, la estoy viendo con un cuchillo en la mano y temblando, está en estado de shock. Se cubre el rostro con sus manos aun manchadas con sangre de aquel infectado que la había atacado.  Le quiero sacar el cuchillo pero ella lo presiona con fuerza.
-tranquila niña, dame ese cuchillo, está bien soy el bueno.
Ella me mira con sus ojos empapados en lágrimas y dice:
-no quería, juro que no quería. –la jovencita de 20 años se echa a llorar con sus manos envueltas por la sangre de aquel infectado se tapa la cara, para que no la vea.
Arrojo aquel cuchillo lejos, le quito las manos del rostro y le digo:
-¿Qué fue lo que sucedió?
Recuerdo muy bien su rostro asustado y atemorizado, viendo aquel cadáver desfigurado y mutilado. Pude percatarme de que la cabeza estaba separada del cuerpo, lo que aquella vez había sido un ser humano yacía allí en el suelo decapitado.
Ella solamente miraba el cadáver, la sacudo para que reaccione, y le digo nuevamente.
-dime, ¿Qué sucedió?
-estaba corriendo por mi vida porque unos grotescos seres como este querían devorarme. Corrí tanto como pude y entre aquí, en esta casa y me escondí.
Paro unos minutos y respiro hondo luego continuo relatando.
-me escondí, detrás de un armario, pero esta persona este ser, me vio y comenzó a estirar sus manos para querer agarrarme. Decidí salir de mi escondite y corrí hacia la cocina y encontré un cuchillo, no me había dado cuenta y aquella cosa se tiro sobre mi queriendo morderme, forcejee un momento con él, luego lo empuje y comencé a darle de cuchilladas, a cortarlo, no era yo. Mientras esa masacre proseguía la sangre de ese zombi comenzó a saltarme en la cara, no deje de acuchillarlo después de muerto.
 -¿Cómo te llamas?
-Ángela.
-ponte de pie Ángela, saldremos de aquí.
La muchacha se paro junto a mí y salimos de aquel lugar, le dije que me sostuviera la linterna y que alumbrara mientras caminábamos sigilosamente.
La luz de la luna alumbraba el rostro asustado de la muchacha, caminaba con mi mirada firme hacia el frente no me había dado cuenta pero un zombi estaba siguiéndonos.
Mi visión se estaba tornando un tanto nublosa, pero oigo el grito de Angela, me volteo y el infectado estaba sobre ella a punto de morderla. Lo tomo del cuello y lo estiro para atrás, Angela se esconde.
El infectado intenta levantarse pero  le doy dos tiros certeros en la cabeza.
-¡Angela! ¡Angela! –la llamo para localizarla, ella sale de su escondite, me golpea en el pecho y sollozando me dice:
-¡tardaste mucho! ¡Por poco y me muerde!
Respira un tanto agitada, entre las lágrimas y su estado de shock me abraza.
-por favor, no me dejes, no quiero morir en este lugar infernal.
-tranquila, no voy a dejarte. No voy a dejar que te pase nada, saldremos de aquí te lo prometo.
Me mira a los ojos, aun llorosos y cubiertos de miedo y de inquietud, reconocía aquella mirada de inquietud y de desesperación.
Pero también veía en ella aquella mirada familiar, aquellos ojos llenos de ternura y de amor, era la misma mirada con la que me veía Nabila Wolff.
-¿te sientes mejor?
-si…
-ok, no te separes de mi. Toma… -le di la linterna nuevamente y proseguimos a salir de aquel lugar.
Habían pasado aproximadamente 4 horas desde que habíamos salido, el helicóptero de rescate aun no había llegado y la desesperación en ella comienza a hacerse presente.
-Leon… ¿vendrán por nosotros?
-claro que si Angela. Vendrán pronto.
Trataba de que ella mantuviera la calma y de que no hiciera nada estúpido, como salir a correr y que los zombis terminaran por devorarla por completo.
Dos horas más tarde, es decir ya habían pasado 6 horas, la muchacha en desesperación me dice:
-Leon… … ¡Leon! –me voltea bruscamente. –no van a venir por nosotros ¿verdad?
La miro y no le digo nada, me quedo en silencio, ella se toma de la cabeza y tira su cabello para atrás.
-mírame… ¡Mírame! –ella me vio a los ojos y le dije. –vendrán por nosotros, ten paciencia. Solo te pido que mantengas la calma.
-¿Mantener la calma? ¡Hay aproximadamente entre 60 a 70 personas que babean y quieren comernos y tú dices “mantén la calma”! Esto es una pesadilla de la que pronto voy a despertar. Despiértate Angela, ya despiértate.
-¡No! No es una pesadilla, está sucediendo acaso no ves. Estamos atrapados y como lo dices tú, hay aproximadamente 60 o 70 zombis que esperan ansiosos por devorarnos  lentamente o convertirnos en  uno de su especie de porquería. –Respire hondo –lo lamento, no quise decir eso. Vas a ver que vendrán a buscarnos, solo quiero que te tranquilices, a mi lado nada malo va a pasarte ¿ok?
Ella se pone de pie y me abraza nuevamente, me había quedado sorprendido por su acción asi que también la abrazo para hacerle sentir que conmigo estaba protegida, lentamente comienzo a acariciarle su larga cabellera y le susurro al oído.
-tranquila, no te pasara nada.  Te lo prometo.
Deja de abrazarme y me mira a los ojos directamente, le regalo una sonrisa un tanto cortada. Pero me besa sorpresivamente, eso si no me lo había esperado, abro grande mis ojos, pero comienzo a caer en las redes de aquella hermosa muchachita.
Ella comienza a querer tirarse sobre mí y en medio de los besos le digo.
-no Angela, mejor no.
Ella se detiene y deja de besarme, y dice muy avergonzada.
-lo lamento, soy una estúpida. Es que tengo mucho miedo y cofundo las cosas.
Después de que me dijo esto, aquí quiero dar una opinión personal. Jamás había visto a alguien con miedo y que confundiera las cosas. He oído si de casos de nerviosismo pero jamás que el sentimiento de temor pensé que ocasionaría eso en una persona, debe de ser nuevo.
-no hay problema está bien.
Nos  ocultamos, mientras la noche pasaba, en una pequeña casa, que por lo cierto era bastante precaria. Al pasar veía que los muebles estaban bastante deteriorados.
-quédate aquí, iré a inspeccionar el lugar, cualquier cosa grita ¿si? Enseguida vuelvo.
-¡Leon!
-¿si?
- … Nada, no es nada.
Después de ello, proseguí a recorrer aquella residencia. La exploré de arriba para abajo, por suerte estaba libre y no había nada, de pronto oigo un grito que venía desde el área donde estaba Angela.
Llego tan rápido como puedo y la veo sobre la mesa, y debajo había un pequeño e indefenso ratón. Y me dice alterada.
-Mata esa asquerosidad,… Mátala,… Mátala.
Miro al ratón y el me mira como no entendiendo nada, lo espanto al pobre animal y le digo a la muchacha.
-no hay de qué preocuparse el terrible monstruo ya se fue.
Ella baja de la mesa, y comienza a observar a todos lados para ver si se había ido, y en realidad ya no estaba. La miro y ella se pone al lado mío, dice:
-¡Viste sus enormes dientes! ¡Me quería comer!
-si enormes. –le digo en un tono sarcástico, como haciendo burla a lo que me decía. Ella comienza a hablarme, la interrumpo.
-¡Silencio! Oyes eso…
-¿Qué? ¿Qué cosa oyes?
-se están acercando, ven sígueme.
La tomo de la mano y salimos de aquella casa precaria para ponernos seguros, lo que había oído eran nada más y nada menos que unos 37 a 43 infectados que venían acercándose, al parecer sentían algo, pero no me daba cuenta de que podía ser.
Lugar en que nos poníamos, era ese mismo lugar donde ellos nos encontraban, y para colmos el maldito helicóptero de rescate no venia.
Al parecer a ellos les atraía un olor, era un aroma que los ponía frenéticos, pero no me daba cuenta de que era sin saber que estaba frente a mis ojos. En ese momento, no encontraba una explicación racional de porque nos encontraban esos seres.
Era nuestro último escondite, notaba a Angela muy nerviosa y a la vez avergonzada por algo pero no sabía que era, le dije:
-¿te sucede algo? ¿Estás bien?
-si, estoy bien. –me decía ocultando su rostro avergonzado por algo.
Cuando me acerco para hablarle, un infectado salta por la ventana y cae al suelo, pero comienza a levantarse y a acercarse con suma rapidez a Angela, era como si algo en ella lo ponía loco, no sabía decir si era su olor o algo que ella tenía que los atraía con tanto frenesí y locura. Le disparo en la cabeza, la tomo de la mano y salimos huyendo de aquel lugar.
Nos habíamos metido en lo que parecía ser una comisaria de la ciudad, le digo un poco enfadado:
-¿Por qué sera que nos encuentran? No puedo hallar una explicación racional a ello ¿Por qué razón se acercan a ti?
Ella no hablaba estaba muda, bajo la cabeza y no decía absolutamente nada. Luego observe su pantalón, y me había dado cuenta de que estaba sangrando.
-¿estás sangrando?
Ella no dijo nada, solamente movió la cabeza de arriba hacia abajo diciendo que si. Ahí me había dado cuenta que el olor de su sangre era lo que le atraía tanto a los infectados.
Me había encontrado en un gran problema, pero no la culpaba era natural asi que busque algún paño para que pudiera detener el sangrado de alguna forma.
Angela fue al baño por unos minutos, mientras tanto fui a inspeccionar el lugar, cuando llego nuevamente hasta la puerta del baño donde creí que ella seguía allí, puedo percatarme y escuchar que está llorando.
-¿te encuentras bien Angela?
-por mi culpa moriremos aquí, esos zombis o lo que sean que son van a perseguirnos.
-no es por tu culpa, vamos, sal afuera.
Ella salió afuera con la cabeza agachada, noto que ya no tenía más el pantalón que traía sino que era otro tipo de pantalón, uno que había encontrado al parecer ahí en esa misma comisaría, era una prenda de un policía.
-¿estás cansada? –le pregunte curioso, ella me dijo que si sin dudarlo.
Entramos a lo que parecía ser una celda y ahí había una cama, ella ingreso adentro y cerré la celda:
-es para tu seguridad. –le dije, ella coloco ambas manos en los barrotes y me miro con una cara un poco triste, apoye mis manos sobre las suyas y le dije:
-tranquila no va a pasarte nada, no dejare que no te pase nada. –la miraba aquellos ojos asustadizos, era una hermosa jovencita. Ella quito sus manos de los barrotes dejando las mías acariciando la nada.
La quede cuidando desde afuera y de vez en cuando la miraba para ver si estaba bien. Eran las 02.44 horas de la madrugada y entro a su celda para ver como esta ella, y noto que estaba temblando de frio me acerco a Angela y la tapo con mi cazadora pero noto que sigue temblando de frio asi que me acuesto a su lado para darle calor.
Eran las 7.30 de la mañana y me despierto con el primer rayo solar sobre mis ojos, miro a mi lado y Angela ya no estaba, me levanto y rápidamente comienzo a buscarla reviso la estación de policía de pies a cabeza pero no la encontraba.
Salí afuera de la comisaria y el sol me da de lleno en el rostro, miro a todos lados y no la veo por ningún lugar. Había comenzado a preocuparme, comienzo a buscarla desesperadamente, era la única superviviente que había hallado y ahora se me había perdido.
Son las 11.23 horas aun no hallo a Angela era como si se hubiera esfumado como si en realidad nunca la encontré.  Ingreso nuevamente a la comisaria y esta era la cuarta o quinta vez que la revisaba, no había nadie pero me percato de que arriba de la cama en donde durmió estaba su pañoleta blanca la que llevaba en el cuello antes de que desapareciera, lo más extraño era que aun estaba tibia siendo que ya habían pasado cuatro horas aproximadamente.
Miles de imágenes se me cruzaban en la cabeza pensando lo que le estaba sucediendo, tomo la pañoleta y salgo a buscarla nuevamente.
-¡Angela!... ¡Angela!... -comienzo a llamarla para ver si lograba oírme, ella no logro oírme pero otros los menos deseados lograron “olerme”. Zombis que estaban a unos metros de mi, comenzaron a acercarse y comienzo a retroceder y a abrir fuego contra ellos, mis disparos son certeros y los dos infectados que estaban dispuestos a atacarme caen al suelo. En una de las manos de uno de los infectados veo que tiene la pulsera de Angela, el corazón comenzó a acelerarme a mil, en ese momento estaba pensando lo peor.
¿Angela estaba muerta o viva? Me preguntaba una y otra vez, pero igual continué buscándola, quería dar con ella a como diere lugar. Ingreso a un edificio en un estado totalmente desolado, ni siquiera un alma recorría esos pasillos, estaba todo destruido y puedo ver a lo lejos un pequeño cuerpo tirado en el suelo, ¿era Angela?, no estaba seguro pero decido ir a ver.
Desfundo mi arma de servicio y camino sigilosamente, estaba muy oscuro y no alcanzo a ver muy bien. Era Angela aquella muchachita tirada en el suelo:
-¿Angela?... ¿Angela? ¿Estás bien? –la tomo entre mis brazos, y tiro su cabello para atrás, noto que tiene una grave cortada en la cabeza, pero mi pregunta era ¿Qué hacia aquí? Noto que comienza a mover los parpados y veo sus dulces ojos mirándome.
-¿Leon?...
-si, ¿Cómo estás?
-me duele mucho la cabeza, ¿Dónde estamos? ¿Ya estamos a salvo?
-mientras tanto si, déjame ayudarte a ponerte de pie.
-Gracias.
La ayudo y ya ella de pie, salimos de aquel lugar, nos dirigimos hacia afuera. Suena mi comunicador y me lo coloco en el oído.
-aquí, es Leon…
-[Leon, en minutos mandaremos un helicóptero de rescate, ¿Dónde te encuentras? Si estás cerca de un helipuerto es mucho mejor.]
-estoy en el centro, pero no veo ningún helipuerto cerca.
-[Leon, trata de localizar un edificio llamado Protect, esa estructura cuenta con helipuerto, date prisa.]
La tomo de la mano y nos echamos a correr para dar con aquel edificio, a nuestro andar se suman unos cuantos amigos desagradables que no me simpatiza recordarlos.
Por fin damos con el edificio e ingresamos a aquella estructura, pero para nuestra desgracia parece haber más infectados ahí dentro que afuera. Parece ser el mismo infierno, una mujer babeándome se presenta frente a mí, suelto a Angela por unos segundos para ocuparme de ese percance que teníamos.
-Angela, no te alejes de mí. –cargo mi arma de servicio y comienzo a abrir fuego, de aquella mujer unos cuantos se suman a interponerse en  nuestro camino.
Estaba tan distraído con los zombis que estaban delante nuestros ojos que no me había dado cuenta que a la mujer que había disparado primero comienza a levantarse detrás de Angela. La mujer infectada toma a Angela de los hombros y la atrae hacia ella, y ferozmente le clava sus dientes en el hombro a la jovencita.
-¡Leon! –grita ella entre el dolor y la desesperación por salir de las garras de la mujer, al voltearme veo que Angela trataba de salir de aquel lugar, mientras la infectaba gozaba saboreando su carne y se regocijaba con la sangre de la muchachita.
Le doy una fuerte patada en el rostro a aquella mujer, mientras Angela trata de parar el sangrado de su hombro, y rápidamente comienzo a abrirme paso con mi arma.
Una vez en el helipuerto y miles de zombis detrás de una puerta tratando de derribarla, le digo a Angela:
-déjame ver tu herida. –ella me lo enseña y aun sangraba, tomo su pañoleta y se la coloco en la herida.
-voy a convertirme en una de esas cosas verdad. –me dice con sus ojos llenos de tristeza.
-no tranquila, no pienses en eso. No voy a abandonarte ¿si? Tranquila Angela. –ella baja la cabeza y comienza a sollozar. El verla asi se me partía el corazón, la abrace corriendo el riesgo de que ella podía morderme. –no voy a dejarte Angela.
Ella se recuesta en mi hombro, y comienzo a sentir que su piel comienza a tornarse fría.
-¡Angela! ¿Estás bien?
-tengo sueño Leon. Estoy muy cansada, quiero dormir.
-Angela, no te duermas ya viene el rescate, resiste un poco más. –la miro a los ojos una vez mas y noto que esta poniéndose pálida. –Angela, Angela resiste por favor no me dejes.
La jovencita se recuesta en mi pecho y dice:
-¿ya vienen?
-si Angela aguanta por favor.
-ok, solo hay que esperar.
-aguanta Angela. Solo un poco más. –unos minutos después, ella parece no aguantar más y toma mi arma de servicio, la coloca entre mis manos.
-sabes bien que hacer Leon. –me mira a los ojos una vez más y se acerca lentamente a mis labios pero cuando va  a besarme su corazón deja de latir. Me había percatado de que una lágrima recorría su rostro, tomo mi arma y le apunto en dirección al pecho, cuando decido dispararla el helicóptero de rescate estaba sobre mi cabeza.
Habían llegado aunque un poco tarde, lanzan una escalera y dejo a Angela dormida sobre el suelo. Una vez dentro del helicóptero me dicen:
-¿y la superviviente?
-murió. –les digo un poco deprimido, miro una vez más hacia afuera y Angela estaba ahí aquella muchachita de 20 años, ya era una más del montón, y es ella quien siente el primer sabor de una bala atravesar su cráneo.


jueves, 19 de abril de 2012

GaCiaS!!!!!!



Muchisimas gracias por sus comentarios... gracias tambien por tomar su tiempo y pasar...
Bueno amigos pronto me reactivare con 2 entradas espero sean buenas es que solo me salen buenas cuando estoy bajo presion.
Pronto vendra... Resentimientos...
Espero le sea de su agrado y nuevamente muchisimas garcias por pasar estoy realmente muy agradecida... Gracias!!!
Saludos Lorena Lesiw...
Un enorme saludo a Marcelo Carter, mi amgo y compañero... Gracias Marce.. eres el mejor