anuncio

martes, 28 de febrero de 2012

Naufragio en Crozet.


Fecha 15 de febrero. Año 2004.
Me  iban a trasladar a Angola por unos 2 meses, y para no levantar sospechas decidimos hacer el viaje por  mar, es decir, a través de un buque. Por una orden directa del presidente, decidieron llevarme a la sede de la marina estadounidense y desde allí partiríamos hacia Angola. Ya en aquel navío, marchamos hacia el continente Africano.
Son las 2458 horas del día especificado y estamos alejándonos de las costas de Washington, los marines solamente me miran, pareciera que fuera el bicho más feo y extraño que hayan visto, los miro de reojo y decido ir a la popa del barco. Me recuesto por la baranda de la popa y miro el horizonte y me detengo a pensar en las últimas cosas que he hecho últimamente,  si algún día  podre derrotar a la entidad farmacéutica que cambio mi vida para siempre y que sin ella no estaría donde estoy ahora, también me detuve a pensar en que sería de mi, si no estuviera luchando contra las B.O.W y los pequeños brotes de infección que aun recorren vagamente Estados Unidos y ocasionalmente algunas partes del mundo.
Escucho un estruendo en el cielo y levanto la vista, una tormenta se aproxima y no se ve nada agradable. Miro hacia el horizonte una vez más y una gota recorre mi blanca y fría mejilla, paso unos de mis dedos para ver lo que había caído en mi rostro y confirmo que una gran tormenta se avecinaba y que era mejor que entrara.
Una vez dentro de la embarcación, hago una vista rápida de los tripulantes, no habían pasado muchas horas desde que había entrado y el barco comienza a moverse violentamente, algunos de los tripulantes, observo por una de las ventanillas, como tratan de luchar contra las violentas y furiosas aguas.  Salgo afuera para ayudar pero el mayor que estaba a cargo de la tripulación me dice que vuelva a meterme adentro. ¡Quiero ayudar!, le dije sin hacer caso a su orden.
-tengo ordenes directas señor Kennedy, vuelva a meterse al barco.
-no, le dije con agua en mi rostro a causa de aquella tormenta perfectamente letal. El mayor Lexor me mira por unos minutos y mientras las salvajes olas tratan de tumbar al barco, me da unas instrucciones y voy hacia el lugar que me había indicado.
Mientras ayudaba, como podía, a los demás marines, ya que sinceramente nunca había hecho eso, batallábamos contra las rabiosas mareas, habíamos logrado nivelar el barco pero nuestros ojos no habían visto la ola de 20 metros que aguardaba tras nosotros, que con suma intemperancia golpeo a aquella embarcación de tal manera que la dio vuelta, hice lo que pude por tratar de salvar a los tripulantes, incluso al mayor Lexor pero, era inútil las interminables marejadas trataban de ahogarnos una y otra vez.
Lo peor de todo es que mis sentidos estaban bien despiertos, mis oídos oían los dolorosos gritos de auxilio de algunos tripulantes, mi visión solo veía grandes olas que aparecían una y otra vez, pero en mi lucha por sobrevivir el agua me succionaba hacia las oscuras profundidades del océano Atlántico.
Trato de nadar a la superficie tanto como puedo, pero no es suficiente estaba en medio de una mortífera tormenta que trataba de matarme una y otra vez, mis brazos se cansan. Quiero nadar una vez más hacia la superficie para inhalar un poco mas de oxigeno pero me es inútil estoy hundiéndome, las aguas absorben mi cuerpo cansado y mis gritos de auxilios se ven opacados por aquella gran cantidad de agua salada que asfixiaba mi abatimiento.
Mi cuerpo se ha cansado de luchar y la última visión que tuve fue aquel aterrador cielo negro, cierro mis ojos para descansar.
Estaba despierto o solo era un sueño, estoy nuevamente luchando por mi vida en las oscuras aguas del océano Atlántico, a lo lejos observo una pequeña niña que en medio de un llanto desesperado pide auxilio, se parece a Sherry Birkin,  en medio de la tormenta y sin pensarlo dos veces voy hasta aquel lugar y le digo.
-tranquila, ven conmigo, voy a ayudarte. Cuando voy a tomarla de la mano para ponerla a salvo, soy arrastrado violentamente hacia el fondo de aquellas oscuras y sombrías aguas.
Despierto repentinamente, y estoy en una isla que ni siquiera conozco, en un lugar que no sé muy bien en que parte del mundo se encuentra ubicado, comienzo a sentir ese gusto salado en mi organismo, coloco mi dedo índice en la garganta y comienzo a vomitar. Miro a mi alrededor y estoy solo había perdido todo en aquel viaje infernal, no tenía ni siquiera mi comunicador, nada.
Comienzo a recorrer aquel pequeño pedazo de tierra ubicado en alguna parte del mundo, y solo veía agua, agua, y más agua. Estaba  varado en un lugar desconocido, sin comida, ni alguna comunicación humana, si estás eran mis vacaciones, por decirlo de esta manera, fueron las peores.
Caigo sentado en la arena, y miro a un extremo y al otro, y me dije a mí mismo, “Genial, perdido en el fin del mundo, preferiría haber muerto”. Caigo acostado en la arena.
Las horas se me hacían días y los días años, hacia ya dos meses que estaba en esa isla sin contacto humano, con barba y con un aspecto con el que ni yo me reconocía, había perdido las esperanzas de que me estén buscando.
Pero hoy es mi día de suerte, un avión sobrevuela esa área, prendo un gran fogón y de esa manera trato de dar señales de vida, pero al parecer no se percata y continúa su recorrido. Me recuesto sobre un cocotero, y me muero de hambre pero ya no hay mas provisiones ha excepción del coco, pero ya me había cansado de tomar solo agua de coco. Con todas mis fuerzas y para aplacar mi enojo doy un fuerte golpe a aquel árbol.
Los días siguen su curso ya se cumplieron, dos meses con dos semanas que estoy varado en este paradisiaco y solitario lugar, veo espejismos y hablo solo, ¿estaré loco?
Es mi recorrido número 27 por la isla y veo una roca en forma de una persona sentada,  pensando que era alguien, en mi locura pasajera, voy a pedir ayuda, pero me percato de que era una estúpida roca, asi que la miro, me siento frente a ella y comienzo a hablarle y a contarle cuanto odiaba esta estúpida isla.
-¿entiendes o no? ¿Acaso no vas a responder o solo te burlas de mí? Que vas a escucharme si solo eres una estúpida piedra, y yo aun más imbécil que te estoy hablando.
Me pongo nuevamente de pie, me dirijo hacia donde estaba anteriormente  y veo algo brillante en la arena, está enterrado, comienzo a escavar y mis ojos comienzan a agrandarse con cada cavada, era mi cuchillo y mi comunicador, guardo mi cuchillo y tomo mi comunicador, tan solo con levantarlo me di cuenta que ya no serbia para nada, el agua se escurre por los orificios del aparato.  Lanzo un gran suspiro como ya cansado de esperar que me encuentren.
Ya han pasado 3 meses y medio, y no quiero seguir con esta rutina ver la misma isla, rodeada con agua y los mismos arboles  que se encuentran en ese lugar estúpido en el que están. Tampoco quiero seguir comiendo cocos, ya me he cansado de todo ya estaba todo perdido, el alejarme de la civilización me ha dejado un tanto loco y constantemente veo visiones en la que viven a rescatarme.
Lo único bueno es que he hecho un nuevo amigo, le llamo el señor roca. Sé que suena estúpido pero siempre antes de que anochezca voy a contarle cosas de mi vida.
La tarde está llegando y voy dirigiéndome hasta donde está el señor roca, pero con la poca  cordura que aun tengo y mi visión engañosa puedo ver a lo lejos un helicóptero de rescate, vienen por mí.
Comienzo a gritar tanto como puedo, y sacudo las manos para que pudieran verme, el helicóptero desciende en el otro extremo de la isla, me hecho a correr tanto como puedo y llego por fin frente a aquel armatoste volador, aquellos dos hombres me miran con una mirada un tanto extrañada y uno de ellos dice.
-¿Kennedy, eres tú?
-si soy yo, soy Leon Kennedy.  He perdido mi cordura pero aun no tengo síntomas de estupidez transitoria.
Era difícil distinguir una persona en buen estado, que una en estado demacrado como lo estaba yo, ropa haraposa, barba y mi rostro sucio te tanto tomar ¡COCOS!
-sube Kennedy, te buscamos por todo un mes.
-un mes, mucho tiempo ¿eh?,… ¡estuve 3 meses y medio en esa isla, y ustedes recién van buscándome un mes!
Me siento en el helicóptero y finalmente me largo de ese lugar. Días después me habían dicho que estaba en una isla llamada, Isla Crozet, ubicada entre el océano Atlántico y el Índico, debajo de Madagascar.
-apestas Kennedy, me dice uno de los pilotos del helicóptero y nuevamente me llevan a Estados Unidos.
Creo que fue una experiencia de locos.
Extrañare al señor roca.

2 comentarios:

  1. jeje como "Wilson" a Tom Hanks, fue Roca para Kennedy xD. Excelentemente narrado, muy bueno.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajajaajjaj seee el señor roca jajaja Kennedy estaba un poco fuera de si jajajja muy buena me mato el final XD "ecxtrañare al señor roca..." jajjajaja XD

      Eliminar