Fecha 4 de julio. Año 2004. Estoy en Nueva Jersey a tan solo kilómetros de Nueva York, es bastante apacible y pareciera ser más bien una ciudad nocturna.
Me encuentro junto con mi compañero Chris Redfield en una zona llena de Pubs y antros, estamos en busca de un tal Marcelo Carter.
Es un ex-miembro de la mega corporación Umbrella, al parecer sabe el paradero de un hombre llamado Alahab Sumindeh, y de una nueva amenaza bioterrorista.
Ingresamos a aquel antro, llamado “Encuentro rojo”, un lugar pintoresco, las personas de allí nos miran extrañados.
Paso junto a una jovencita que me coquetea con un suave roce de sus manos en mi antebrazo, Chris me observa como es mi reacción ante aquel mimo, y luego mira a su alrededor, ese ambiente era bastante llamativo y contagioso, me dijo que iba por una cerveza y que enseguida volvía.
Continuo en búsqueda de aquel individuo, veo a un muchacho totalmente vestido de negro y con muchos aros en su rostro, al parecer pertenecía a esa movida de adolescentes, esa tribu urbana a la que llaman “gótico”.
Tomo una fotografía y le pregunto por el sujeto al que buscaba, me señala un sillón y lo veo junto a una joven de aproximadamente 22 o 23 años de edad, en un momento bastante comprometedor.
Me acerco y le digo,
-¿eres tú Marcelo Carter?
-¿Quién quiere saberlo?
-Leon Kennedy, agente especial del gobierno estadounidense.
-¿Y qué demonios quieres conmigo?
-¿Quieres acompañarme?
Amablemente se pone de pie y saliendo de aquel pub me dice.
-¿Qué sucede? ¿A dónde vamos?
Salimos afuera junto con Chris.
-Fuentes confiables nos han informado de que tú conoces el paradero de Sumindeh.
-¿Sumindeh? ¿Qué Sumindeh?
-Alahab, Alahab Sumindeh. El muchacho nos mira un poco asustado y se echa a correr. Sin pensarlo me pongo a correr tras él, Chris va a la par de mí, y mientras corríamos me dijo.
-¿Estás seguro de que es Carter?
-Claro es el de la fotografía, no se nos puede escapar.
Comienzo a cansarme, mis piernas decían que parara pero continuaba, aquel muchacho es muy rápido, parece que su trabajo es escaparse, pero hace un movimiento equivocado e ingresa a un callejón sin salida.
Notamos que el muchacho queda muy alterado al vernos que ingresamos junto con él y que no tenía escapatoria.
-No te aremos nada solo queremos hablar, Dice Chris tratando de calmar al chico.
-Lárguense no conozco a ese Alahab Sumindeh que ustedes me nombran.
-Y si no lo conoces porque huyes, le digo con mucha intriga.
Aquel joven queda en silencio y nos mira a ambos, pero era muy rápido y escala como si nada la pared de aquel callejón.
Chris me dice,
-odio cuando se escapan y tener que perseguirlos.
-No te preocupes le dije, ve por el auto yo lo agarrare por las buenas o por las malas.
Chris va por la camioneta, me percato de que hay una escalera desplegable y lo sigo por la azotea de los edificios, lo veo pero esta a una distancia no muy cerca de mí.
Continuo siguiéndolo, no me importa si no lo alcanzo, lo importante era no perderlo de vista. Nos había costado mucho trabajo hallarlo y perderlo no era una buena opción.
Comienza a sonar mi teléfono móvil, aunque sabía que era importante, no conteste porque tenía una prioridad mayor, Marcelo Carter.
-¡Deténgase!
Grite para ver si paraba de correr, pero la persecución continuaba. De pronto noto a lo lejos que toman aquel joven del cuello de la camisa y lo arrojan al suelo, también noto que lo toman del brazo y lo coloca detrás de su espalda haciendo presión para que no se escapara.
Y a lo lejos escucho,
“¡Deprisa Kennedy!”
Comienzo a picar y llego a donde se encontraba el joven junto con aquella persona que lo había detenido.
Me acerco y veo que aquella persona tenía un Yoki azul con la sigla del BBSA, intrigado digo,
-¿Jill?
Aquella mujer levanta la cabeza y era Nabila, esa persona a quien menos esperaba.
-¿NABILA?
-Hola, me dice mientras sostenía al muchacho y luego le dice al joven,
-Ya, quédate quieto de una vez.
El joven de vez en cuando se movía para poder escaparse pero al parecer aquella mujer que me movía los tantanes no le daba tregua. Le da con la culata de su arma en la cabeza y este cae desmayado.
-Dije que te quedaras quieto. Que tal Kennedy, tanto tiempo sin vernos.
-¿Qué haces aquí?
-no te lo dijo Redfield, vine con él. Sabía que necesitarías mi ayuda y por eso me dijo tu ubicación y la de este quien sea que es.
Ambos nos acercamos a la cornisa del edificio y Chris esta abajo preguntándonos si ya lo habíamos atrapado.
Nabila le respondió y mientras la miraba a sus tiernos y jugosos labios rojos, luego miro a su cuerpo de adolescente de 21 años.
Miles de imágenes cruzaban en mi mente en ese instante, sentí que no había nadie, solo ella y yo.
-Y bien, vas a llevarlo a este joven a Chris para que lo interrogue o vas a quedarte mirándome.
Le sonrío y ambos llevamos a aquel individuo al auto, marchamos hacia una de las oficinas del BBSA y bajamos al sujeto para que nos dijera donde se encontraba Alahab Sumindeh.
Eran las 2354 horas, el muchacho no hablaba Alahab Sumindeh, lo tenía amenazado. Minutos después de querer hacer hablar al joven, Nabila le habla a Chris al parecer quería irse y claro, no iba a perder la oportunidad de hablar con ella.
Mientras se retiraba la quede observando, como caminaba, y como eran sus gestos mientras se marchaba. Chris posa su mano en mi hombro y dice,
-Ve, mañana vuelve a las 9 30 de la mañana. Con una sonrisa cortada le doy las gracias y voy hacia donde se dirigía ella.
Salí afuera y no vi a nadie, seguramente se había ido, me rasque la nuca y oigo decir a Nabila,
-Acaso me estabas buscando.
Demonios había quedado como un tarado, me volteo y la veo a ella. Se acerca a mí y me da un beso en la mejilla.
-Me alegro de que te hayas recuperado.
-Y a mí me alegra de que hayas vuelto.
-Si nunca me fui.
-¿No quieres ir a hablar a otro lugar, mas privado?
-¿Es una cita acaso?
-Tómalo como quieras,
-Y que hay si digo que no,
-Solamente me iré.
-Eres un buen muchacho Kennedy,
Se marcha, voy tras ella como perro tras su hueso y le digo.
-No vas a aceptar mi propuesta.
Voltea y me mira, solamente oigo una carcajada y se retira del lugar. Me recuesto contra la pared del edificio y la observo mientras se marcha. Les seré sincero miraba algo más que solo su espalda.
Me volteo y me fricciono la nuca una vez más, luego vuelvo a oírla a ella que me dice,
-Acaso no me dijiste que querías hablar conmigo a solas, aun estoy esperando que me lleves a cenar.
Corro hacia donde se encuentra Nabila, y nos fuimos juntos a comer por ahí. Jamás pensé que esa sería mi última noche junto a ella.
Fuimos a un Mac Donald, ordenamos y luego me invito a su departamento para ir a comer allí.
Cuando llegamos me hizo pasar, y me conto porque se había ido aquella vez, le pregunte que había hecho después de que se fue, dijo que no quería hablar de eso.
Tomamos unas cervezas y la veía con una mirada un tanto deprimida, quería preguntarle que sucedía pero no quería ser inoportuno o indiscreto.
Asi que fui directamente al grano.
-Oye, ¿te pasa algo?
-¿A mí? No… ¿Por qué?
-Es que tienes la mirada muy triste, ocurrió algo que no me lo hayas dicho.
De la nada se echa a llorar en mi hombro, me abraza, eso no me lo esperaba, me había tomado por sorpresa. La contuve tanto como pude.
-Pero que te sucede ¿dije algo indebido?
Me mira a los ojos y le quito su gorra, aquellos ojos llorosos y llenos de melancolía y tristeza me dice,
-Extraño mi vida de antes era, tranquila.
-¿Extrañas a tus seres queridos, no es asi?
Parecía que me provocaba pero no era asi, estaba muy triste y mueve la cabeza diciendo que si. La vuelvo a abrazar, ella me abraza tan fuerte como puede y se recuesta en mi pecho, nuevamente se echa a llorar.
La tomo del mentón, levanto su rostro, y secándole las lagrimas le digo,
-Ya no llores, no me gusta verte triste. Eres muy hermosa para que andes llorando, ¿okey?
Pero sus lágrimas no se contenían, aunque ella no lloraba, salían igual. Recuesta su cabeza en la pared,
De su mentón, mis manos empezaron a acariciar su cuello hasta llegar a su hombro, ella no decía nada, pareciera como si no le importara una mierda lo que hacía.
De pronto me mira, y observa como mis ojos se deleitaban con su piel y aquellas caricias que le brindaba.
La miro a sus ojos y me pregunta,
-¿Te gusto Leon?
-Más de lo que te puedas imaginar.
Me toma de la campera y me jala en dirección a sus labios, un hormigueo recorre mi piel, y mi estomago siente como escalofríos en el interior.
La comienzo a besar de una forma muy apasionante, y coloco mi mano bajo su remera, puedo percatarme de que se eriza con facilidad. Se sienta en mi regazo y la atraigo en dirección a mi pelvis. Ella comienza a acariciarme, me pongo de pie y camino en dirección a su habitación. Caemos juntos en la cama, y la continúo besando. Nabila se pone de pie y nuevamente se sienta en mis piernas, me quita la campera y luego mi remera.
Mientras yo le quitaba su camisa, comienzo a morder sus hombros y a la par también le desprendía su sostén.
No podía creer que aquella mujercita seria mía, me desprende el pantalón, mientras acariciaba su espalda y con suaves mordiscos en su cuello la hacía estremecer una y otra vez.
No podía creer que nos encontrábamos haciendo el amor los dos, jamás pensé en esa opción cuando me invito a su departamento, las cosas solamente fluyeron.
Eran las 0451 horas y miraba a su rostro terso y dulce, la miraba como era, su rostro, su piel, la forma apacible en la que dormía. De pronto, comienza a despertarse suavemente y me acaricia la mejilla, me acerco a sus labios y la beso una vez más, ella cruza sus brazos detrás de mi espalda, y la jalo en dirección a mi cuerpo.
Comienza a besarme el cuello y llega hasta mi oído, y susurrándome me dice,
“hazme el amor una vez mas.”
La miro a sus ojos dulces, luego a su boca tierna, y hago de su petición un deseo cumplido.
Son las 0715 horas, y despierto, ella esta recostada sobre mí y se encuentra totalmente desnuda. Miro al techo de la habitación, había encontrado mi lugar en el mundo. La beso en la cabeza, ella era a quien estaba buscando todo este tiempo, pronto debería ir a la oficina del BBSA, y ese momento terminaría, pero pensé que esa no sería mi última noche con ella, ni la última vez que nos veríamos. Eso creía yo.
Son las 0900 horas y llegábamos a las oficinas del BBSA, algo no estaba bien, sentía como si algo malo pasaría en ese momento, no quería asustar a Nabila por eso no le había dicho nada, pero sentía como si alguien nos observaba.
Bajamos del auto, y nos dirigimos adentro, me olvido de algo en el auto y ella me espera en la escalera, desearía que se hubiera metido adentro.
Tomo una carpeta que contenía el expediente de Alahab Sumindeh, pero accidentalmente las hojas se desparraman y comienzo a juntarlas.
La miro y comienzo a caminar en dirección a ella, la noto un tanto extraña, y puedo observar que de su boca comienza a salir sangre.
Corro hacia ella, y cae rendida en mis brazos, llamo a Chris.
Me percato de que alguien le había disparado desde un lugar un tanto alejado, miro a la azotea de un edificio, un tanto abandonado y veo a Hunk Death que me saluda, y se marcha. La vuelvo a mirar a Nabila y comienza a agonizar, estaba muriendo ya no había nada que hacer, pero igual continuo llamando a Chris.
Mis brazos comienzan a llenarse de sangre le habían disparado 3 veces por la espalda, miro a sus tiernos ojos y me dice,
“Leon Kennedy… … … …, te… … … amo.”
La beso una última vez y muere en mis brazos.
-¡Nabila! ¡Nabila! ¡Nabilaaaaaaaaa! No, no me dejes. Por favor.
Pienso, maldito Wesker, sabía que detrás de todo había una manzana bien podrida. Estaba ese mal nacido detrás de todo esto, seguramente él había mandado a Hunk, su mercenario para que la asesinaran a ella. Chris llega tarde, me dice alarmado.
-¿Qué sucedió?
-Hunk, le disparo desde aquel edificio.
Chris le toma el pulso pero ya era demasiado tarde para salvarla, ya está muerta. Chris no podía creer.
Después de salir del estado de shock en el que estaba llama a la ambulancia, y llevan el cuerpo de Nabila a la morgue judicial.
Chris se encarga de comunicar a los familiares de ella, que Nabila había fallecido, aun no salgo del shock emocional. Nabila estaba muerta y no caía, me dirijo hacia donde esta aquel muchacho y le digo,
-¿Dónde está Alahab Sumindeh?
-No lo sé.
Le vuelvo a hacer la misma pregunta,
-¿Dónde está Alahab Sumindeh?
-Ya te dije que no lo sé.
-Escúchame, vas a hablar, acaban de matar a una oficial hace menos de 2 horas, y vas a decirme donde está ese maldito terrorista o juro que te vuelo la cabeza. Ahora dime, ¿Dónde está Alahab Sumindeh?
El muchacho me mira, y me dice,
-Si te digo donde está Alahab Sumindeh, sus sicarios vendrán a matarme.
Saco mi arma, le apunto en la frente y digo,
-Pues morirás de todas formas si no me dices donde está.
-Está bien, está bien. Está en una de las centrales clandestinas de Umbrella.
-¿Dónde demonios está esa central?
-Se encuentra en Vancouver Canadá.
Chris se encontraba detrás de mí y dice,
-Por fin has hecho hablar al chico.
-Me imagino que has escuchado todo.
-Asi es.
-Pues en marcha.
La tristeza se me había convertido en enojo, estaba muy resentido con lo que había pasado, pero también me encontraba un tanto deprimido por la muerte de ella.
Al llegar a Vancouver, nos instalamos en otra de las oficinas del BBSA, Chris le dijo al chico,
-Vendrás con nosotros.
Lo equipamos bien, con armas, chaleco antibalas e incluso un uniforme para que no lo reconociera Alahab Sumindeh, nuevamente recalcó,
-Pero si te escapas le diré a Leon que te dispare, y no creo que quieras verlo enojado después de lo que sucedió allá en Estados Unidos, asi que andando chico.
A las afueras de Vancouver se encontraba aquella central de la que hablaba el muchacho, pero más que una central clandestina parecía un hospital.
Ingresamos y más bien era un lugar desolado y muy solitario, estaba muy abandonado. Había un olor nauseabundo como a carne humana en descomposición, Chris asqueado dijo,
-¿Qué es ese olor tan repulsivo?
-No lo sé, dije algo intrigado, pero el muchacho respondió.
-Vete acostumbrando porque lo vas a sentir aun más fuerte todavía.
Era sabido de que Alahab Sumindeh tenia comunicación con Albert Wesker, por eso queríamos llegar a él para asi poder atrapar a ese maldito.
Comenzamos a adentrarnos más hacia esa estructura y notamos que ese maldito terrorista tenía mucha seguridad, asi que comenzamos a contraatacar.
Pero después, al parecer, habían dado el aviso a Alahab Sumindeh de que 2 agentes norteamericanos habían descubierto una de las instalaciones clandestinas de Umbrella, aquel hombre comenzó a reforzar los pasillos principales con más guardias.
Eso no me detendría estaba dispuesto a hallar a ese perro y dar por fin con Wesker para acabarlo yo mismo, el hallar a Albert se había convertido en algo personal.
Los tres sabíamos bien a lo que nos enfrentábamos, los musulmanes son personas suicidas, unos desquiciados y no eran de relacionarse mucho a la hora de defender a su jefe. Asi que una charla razonable no era lo que buscaban.
Tenían artillería pesada, mientas que nosotros nos defendíamos con pistolas 9 mm y bueno, Chris era el único que tenía una AK 47, el chico también se defendía bien con el rifle semi-automático que se le había brindado en la oficina del BBSA.
Avanzábamos tan rápido como podíamos, pero el tiempo se nos acortaba y temíamos que el maldito de Alahab Sumindeh se nos escapara. Llegamos a lo que era el laboratorio, donde habían unos tanques de oxigeno, me pregunte
-¿Qué hacen acá estos tanques?
El muchacho vio que observaba curioso esos tanques de oxigeno y me dice,
-Eso no es lo que tú crees.
-¿A qué te refieres?
-Que eso no es oxigeno.
-Entonces ¿Qué es?
-Eso, que ves ahí dentro es el virus T en forma de gas, y si no detenemos a este tipo antes de tiempo, en 4 horas van a esparcirlo por todo Estados Unidos, en especial en Washington.
El muchacho continúo la marcha y lo sigo detrás, llegamos a lo que parecía ser neonatología, y aquel olor se hace más y más fuerte a cada paso, no soporte más y devolví el burrito que había comido en el avión. El muchacho me mira y dice,
-Eres un asco Kennedy.
Me seco la boca y continuamos la marcha. Unos metros más allá había un carro de ropa sucia y una gran lona de color verde sobre ella.
Chris toma un pañuelo y se lo coloca en la nariz y quita aquella lona, había aproximadamente entre 40 o 70 cadáveres mutilados en descomposición.
El muchacho y yo, no aguantamos y ambos devolvemos nuevamente, Chris nos mira y dice ayúdenme a colocarla de nuevo. Le digo a Redfield,
-Eres un maldito para que la quitaste.
Pero el muchacho dice,
-Aguarden…
Toma lo que parecía ser un guardapolvo blanco y contenía la insignia del hospital y el nombre de una persona que hacía llamarse, Dr. Hamilton, George. Especialista en urología. Lo miro y le digo,
-¿Tenias que sacar exactamente esa?
-Es la que estaba más a mano. Chris recalca,
-Eso quiere decir que el hospital se encontraba habilitado, no era un lugar abandonado.
Toma al muchacho de la ropa y le dice,
-Porque no nos dijiste eso.
-No lo sabía, lo juro, solamente sabía de esta central, se los juro.
El muchacho decía la verdad, asi que continuamos, tapamos aquel carro y nos marchamos del lugar. Habíamos llegado a la sala de terapia intensiva y oigo un gruñido, le digo a Chris y a Carter,
-¿Oyen eso?
-¿Qué cosa?, dice Carter.
-Ese gruñido… escuchen.
Comenzamos a oír que esos gruñidos comienzan a multiplicarse detrás de una puerta, pero sin querer Chris arroja al suelo una fuente llena de utensilios quirúrgicos. En ese instante un perro, de raza doberman, para ser más certero, salta por el vidrio de la puerta. Al parecer le habían inyectado el virus T a aquel can.
El sabueso comienza a acercarse y a gruñirnos con fuerza comenzamos a retroceder, pero se le unen unos 5 podencos mas. Chris agrega,
-Me gustan los perros pero estos animales no me agradan para nada.
Uno de los canes se me abalanza para atacarme pero le disparo, luego el resto comienzan a dirigirse a nosotros, comenzamos a disparar, solo queda uno y se dirige a mí para atacarme, saco un cartucho para recargar mi arma, pero se traba, el maldito can no retrocede, en ese instante el chico, Carter le vuela los sesos al maldito perro. Le debo la vida a ese chico.
Continuamos avanzando solo contamos con dos horas para atrapar a Alahab Sumindeh, los minutos los tenemos contados.
Pero finalmente damos con su paradero, ingresamos a la oficina del director y el muy maldito esta con un chaleco de dinamita anexado a su cuerpo, Chris dice,
-Tranquilícese Sumindeh, no haga nada estúpido, y ya dese por vencido todos sus hombres están acabados usted está acabado, podemos ayudarlo.
El hombre sumamente alterado dice,
-Al demonio con los Estados Unidos, deje de manipular sus emociones. Sé exactamente lo que está pensando aquel joven, el que se encuentra a su lado, lo primero que quiere hacer es acecinarme por la muerte de aquella oficial a la que dispararon. Pero no dejare que lo hagan, moriremos todos aquí como alá manda.
Miro a mi derecha y Carter había desaparecido, volví a mirar a Alahab Sumindeh para que no se diera cuenta de que el chico estaba justamente detrás de él. Pero cuando Alahab se da cuenta de que Carter está detrás de él este le da un puñetazo de tal forma de que el hombre cae desmayado al suelo.
Le digo seriamente,
-buen trabajo chico.
Pero al parecer a Chris no le había gustado mucho,
-Eres idiota Carter, podía habernos matado por tu movimiento estúpido. En fin, buen trabajo.
Le quitamos el chaleco a aquel suicida y lo llevamos detenido para interrogarlo.
-Parece que aquí mi trabajo ha terminado, recalca Carter. Le paso la mano y le digo,
-eres un excelente compañero de equipo, gracias por salvar mi vida.
-Fue un placer trabajar contigo Kennedy y, por cierto. Lamento la perdida de la agente.
-Gracias.
Carter se dirige hacia Chris para hablar y luego se marcha. Mi compañero y yo lo quedamos observando y pienso.
“Marcelo Carter, ese chico es fenomenal. Solo espero volver a encontrarme con él y agradecerle de una forma el haber salvado mi vida.”