anuncio

lunes, 30 de enero de 2012

Una Noche no muy agradable y menos para mi...



Fecha, 15 de noviembre. Año, 2004.
He estado 2 meses inactivo, es decir, nada de zombis, ni misiones, ni llamadas de Hunnigan, ni nada.
Son las 0230 horas y el sueño no llega a mí, por eso decido mirar un poco de televisión, pero al parecer no hay nada bueno que ver.
Apago y me quedo pensando por un momento en…nada. Comienzo a nadar en mis pensamientos, a ver si hallo algo bueno en que rebobinar y ocupar mí tiempo libre.
De la nada comienzo a reírme, con grandes carcajadas sacio un ataque ocasionado por no sé qué, lanzo un gran suspiro después de aquel ataque de felicidad ocasionado por una misteriosa razón.
Miro hacia mi derecha y mi arma de servicio reposaba en una mesa auxiliar, la tomo y comienzo a observarla detenidamente y cuan hermosa es, la observo cada detalle como si la estuviera viendo a ella.
Dejo mi arma sobre aquella mesa y voy por una cerveza. Jamás me había pasado de copas, ni había hecho nada estúpido. Pero ese día fue la primera vez y la ultima.
Iba por mi tercera cerveza y vuelvo a mirar mi arma, justamente tocan la puerta de mi departamento pero decido no atender. Comienzan a llamarme, no doy mucha importancia.
Tomo mi arma y coloco el cañón dentro de mi boca, con los ojos bien cerrados y a punto de dispararme, me comienza a temblar el pulso y comienzo a sudar frio.
En ese instante en el que iba a jalar el gatillo, Claire Redfield entra y me arrebata el arma de mis manos.
-¿Estás desquiciado o qué? ¿Qué intentabas hacer? –dice Claire en medio de un ataque de nervios.
No sabía que decirle, ni que responder solamente quede en silencio mientras me recalcaba las cosas.
-¿Qué haces aquí Claire?
-Chris me dijo que hace una semana lo llamaste para hablar con él, así que aquí estoy, en que puedo serte útil.
Una suave sonrisa invadió mi rostro de borracho, respondí con un tono burlón.
-¿tú…? Llame a tu hermano para hablar con él y vienes como su asesora. ¿Ahora Chris te tiene como su secretaria?
-no es tan así Leon. Lo que pasa es que Chris está muy ocupado con temas del BSAA.
-siéntate –le dije de una forma muy amable. -¿o, aun quieres crecer un poco más?
Ella me sonrió y le pedí cortésmente que me devolviera mi arma. La sonrisa de Claire había sido borrada de su rostro y respondió de la siguiente manera.
-¿quieres tu arma, no es así? Te la devolveré pero debes prometerme no hacer nada estúpido.
Me reí suavemente y le dije que si, ella me la devolvió, pero no me había percatado de que le había sacado todas las balas.
-estuviste muy desaparecido Kennedy. ¿Dónde estuviste todo este tiempo?
-solo puedo decirte que me han pasado muchas cosas. Un tanto maravillosas como trágicas, miles de cosas pero aun sigo vivo.
-¿aun? Estas bromeando. Cuando entre aquí estabas con tu arma en la boca, por poco y no lo cuentas. ¿En qué pensabas?
Quede en silencio por unos minutos y me detuve a reflexionar en qué diablos pensaba cuando tenía aquel cañón frio y solido en mis labios.
Observo mis manos y comienzan a temblar, Claire me pregunta que era lo que me sucedía.
El ponerme de pie basto para desmoronarme en el suelo, escucho a lo lejos la voz de Claire siendo que estaba al lado mío tratando de reanimarme.
El sueño vuelve a mí y comienzo a caer suavemente en los brazos de Morfeo, había caído en un  sueño más que profundo.
De pronto todo se puso oscuro, muy oscuro. Había caído en una especie de trance, aunque quería no podía despertarme, era como si mi cuerpo me obligara a dormir, siendo que mi espíritu no quería.
Sentía lo que hacían con mi cuerpo, sentía cuando me tocaban y cuando no. En ese instante siento como agujas penetraran mi piel, ¿será que estaba en un hospital? No estaba muy seguro de ello. Luego la piel comienza a quemarme en ese lugar en el que me habían pinchado.
La piel me arde como fuego, y una locura anormal llega a mis pensamientos, también sentía mucha hambre, pero no era un hambre normal sino que mis tripas podridas deseaban comer carne humana, era algo indescriptible, algo que no puedo describir con palabras. Las moscas volaban a mí alrededor, estaba pudriéndome, mi insoportable olor nauseabundo daba descripción de mis actos y de mi estatus.
Me despierto y miro mis manos, mi piel era blanca y mis venas saltaban con la sangre congelada me di cuenta de que ya no era mas quien yo creía que era, más bien era otro tipo de ser.
Quiero gritar pero no puedo al parecer tenía mi boca cocida con hilo encerado, después de este suceso me había dado cuenta de que todo era un espantoso sueño. Me despierto exaltado y gritando como un loco, observo a mí alrededor y me había quedado dormido, pude percatarme de que le había disparado a la televisión y en mis manos mi arma de servicio reposaba aun caliente y humeante por aquel tiro que había realizado de una forma intencional.
Me pongo de pie, para ver si era verdad de que Claire estaba dentro, pero aunque revise rincón por rincón no había nada. Comienzo a oír un extraño ruido proveniente de afuera, “me pareció haber escuchado la canción de los infectados”, me dije a mí mismo.
Me vestí y salí afuera para ver si mis sospechas eran ciertas. Al salir afuera mis ojos se llevaron una gran sorpresa, habían puesto el lugar en el que vivía en aislamiento, ya que al parecer se había ocasionado un pequeño brote de virus dentro del edificio.
Volví a ingresar dentro de mi habitación y observo por la ventana. Policías, bomberos, personal de las fuerzas armadas, custodiaban ese lugar infestado por el maldito virus, tome mi celular y llame a Hunnigan.
-Hunnigan, aquí, es Leon.
-[Leon, justamente iba a llamarte hay un brote de virus T en el edificio Sub 12 y te necesitan allí. Apropósito ¿no es ese mismo edificio en el que tú resides?]
- si es el mismo, y estoy adentro.
-[¿en qué piso te encuentras Leon?]
-en el cuarto piso.
-[okey, solo quiero informarte que la mayor concentración de infectados se encuentra en el tercer y segundo piso]
-lo tendré presente Hunnigan. Hasta luego.
Salí nuevamente afuera y comencé a caminar en dirección al ascensor, pero un extraño ruido altera mis sentidos, asi que me volteo rápidamente y apunto hacia un oscuro pasillo, pero una niña sale desde aquel lugar tenebroso. Con sangre en su rostro, y temblando por el miedo, comienza a lagrimear, vuelvo a guardar mi arma y con suma cautela me acerco para no asustarla.
-¿estás bien? ¿Cómo te llamas?
-Nahara…
Guardo silencio por algunos minutos y le digo,
-bueno Nahara ¿quieres salir de aquí?
-si,
-bueno, ven conmigo.
La niña me toma de la mano y curioso le pregunto.
-¿tu mamá, donde está?
-no lo sé.
-está bien, salgamos de aqui. Agárrate fuerte de mi cuello.
Alzo a la niña con un brazo y con el otro desfundo mi arma ya que íbamos hacia el tercer piso.
Al abrirse el ascensor apunto hacia todos lados pero no hay nada, camino con prudencia y no observo ningún infectado, pero en ese mismo instante aparece uno detrás de mí, le vuelo la cabeza de un tiro.
Vuelvo a mirar hacia el frente y de la nada comienzan a aparecer un gran grupo de infectados, diría que eran aproximadamente entre 23 o 37.
Mis disparos son certeros, infalibles y diestros; quería salir con vida de ese lugar. Oculto a la niña en una pequeña habitación en donde eran guardados los utensilios para limpiar el edificio y le digo.
-quédate aquí, no te muevas. Prometo venir luego por ti, ¿okey?
La muchachita mueve la cabeza y continúo disparando pero las municiones no me son suficientes, ellos son muchos asi que comienzo a dar duros golpes a sus rostros babosos y sedientos por mi carne.
Los malditos empiezan a rodearme y comienzo a abrirme paso con mi arma, las balas se me han terminado, saco mi otra arma de reserva y termino con los últimos que quedan.
Bajo al segundo piso, ni bien se abre el ascensor algunos infectados intentan entrar. Concentro toda mi fuerza en mis piernas y fuertes golpes le doy en sus semblantes, comienzo a disparar, no podía creer, jamás mi puntería había sido tan excelente.
Subo nuevamente al ascensor y voy por Nahara, la levanto y bajo junto a ella al segundo piso a ver si había otro sobreviviente, pero no hallo rastro alguno.
Luego bajamos al primero, tampoco hay nada y finalmente llegamos a la planta baja, al abrirse el ascensor un zombi entra junto con nosotros, sus manos querían tomarme a toda prisa, pero trepo junto con la niña las paredes del ascensor.
-cúbrete Nahara. – y con un certero disparo, le doy en medio de los ojos, la sangre de aquel infeccioso ser salta en dirección a mis facciones. Salto nuevamente y salgo junto a la niña.
El oficial de brigada me extiende la mano para felicitarme, y paso a su lado sin dar cuenta al saludo. El hombre queda con su hipócrita sonrisa y su mano extendida en suspenso, cojo una toalla mojada que me ofrece un oficial y me seco la cara. El jefe viene a hablarme y solo digo,
-¿por qué no mando a sus hombres adentro?, temía a que se rompiera una uña señor.
-que insolencia es esa Kennedy.
-por poco y no salgo vivo de esa situación.
-señor Kennedy, esperábamos ordenes.
-¿ordenes? Métase sus ordenes en el…
-Kennedy… -dice Chris llamándome.
-¿Chris? ¿Qué haces aquí, vienes con el BSAA?
-si, venimos a limpiar el lugar. ¿Tú que me cuentas?
-nada, solo estaba con mi linaje hace un par de minutos.
Chris lanza una carcajada, y me dice,
-¿sobrevivientes?
-solo uno. Aquella niña.
-bien hecho Kennedy.
-gracias.
Mi cuerpo queda en estado de suspensión por 10 minutos y comienza a rebobinar, pienso.
“creo que tendré que buscar otro lugar en el que vivir”. Observo a lo alto y veo que en mi habitación están disparando y nuevamente recalco.
“definitivamente, debo encontrar otro lugar.”

martes, 24 de enero de 2012

Un Dia no muy bueno para recordar....







Fecha, 5 de septiembre. Año 2004.
Hoy no es un buen día, me encuentro observando una lapida por unos segundos y recuerdo cuan dura es la vida en todos los aspectos.
Me inclino hacia ese lugar melancólico, lleno de tristeza y recuerdos, y coloco un ramo de rosas rojas para hacer de ese lugar espantoso, una parte más viva. Mi teléfono móvil suena, lo atiendo.
-¿hola?
-¿es Leon Kennedy?
- el que viste y calza. ¿Quién quiere saberlo?
-soy el agente Marcos Túffor. Le hablo desde la sede de Miami, y solicitamos su presencia aquí en nuestro distrito, cuando antes, mejor.
-¿algún caso en especial?
-asi es, pero preferimos informarle cuando este aquí, ya le hemos informado a su superior, y fue este quien nos ha dado su número telefónico.
-okey, me pongo en camino. Corto el teléfono y observo una vez más la lapida y su descripción. “Nabila Nahara Gozzoli. 1984-2004. Te extrañaremos. Que en paz descanse.”
Me retiro del lugar, y me dirijo a mi departamento. Al ingresar siento un vacio tormentoso, tomo alguna que otra prenda y la coloco en un bolso. Voy al baño y me miro en el espejo, la expresión de mi rostro no es la más amigable. Mi mirada esta abatida, mojo mi rostro con pequeñas zambullidas de agua y en parte mojo  mi cabello.
Vuelvo a mirarme en aquel vidrio plasmado sobre la pared y me quito la prenda de la parte de arriba. Miro a mi derecha y observo por  10 segundos la ducha.
Ingreso para darme un baño refrescante, para quitarme toda la tensión. Abro el grifo y sentir las primeras gotas de agua escurrirse por mi piel es una sensación única, me detengo por un momento a pensar en ella. Aun no puedo digerir el hecho de que este muerta, pequeños pedazos de tristeza brotan por mis lagrimales, mientras el agua los escurre y los hace invisibles, mi cuerpo cae desanimado por aquel desconsuelo, me recuesto contra la pared del baño. Me encuentro desnudo y solo. Una vez más.
Las horas pasan, y me encuentro en Miami Beach, llegando hacia el lugar que me habían indicado.
Al llegar un hombre de grandes facciones me saluda cortésmente.
-señor Kennedy, es un gusto. Realmente un placer tenerlo aquí, hemos oído hablar mucho de usted y de su excelente reputación en Washington, espero no nos decepcione.
-mucho gusto señor…
-Marcos Túffor, fui yo quien lo llamó.
- cierto, para que puedo serle útil.
- sucede que al parecer, se ha ocasionado un pequeño brote de virus en uno de los centros comerciales más importantes de Miami, y ha dejado un gran número de víctimas. Su experiencia con este tipo de criaturas infernales, y por su profesionalismo, decidimos llamarlo a usted.
-¿Cómo fue ocasionado todo?
-Al parecer una persona a un no identificada, de aspecto medio, sexo masculino, de aproximadamente unos 27 o 28 años de edad. Fue la causante de esta situación, arrojando una bomba, en la parte central de este edificio, al parecer este individuo sabía muy bien lo que hacía porque traía consigo una máscara de gas. Las cámaras de seguridad captaron algunas imágenes.
El agente Túffor me enseña el video de una de las cámaras de seguridad, por la descripción y complementando con las imágenes del video, sabía muy bien quién era, se trataba de Hunk Death, el sicario de Wesker. Que al final hacia un gesto bastante grosero con el dedo medio. Le explico al agente.
-conozco a este hombre su nombre es Hunk Death y es uno de los hombres más buscados por la CIA, la INTERPOL y el BSAA. Bien como puede ver esa bomba que trae consigo, es una nueva forma de esparcir el virus T, sin hacerse muchas complicaciones. Los bioterroristas han creado este artefacto que hace efecto en 10 o 15 minutos, y ya comienzan a recorrer en el mercado negro.
-perfecto señor Kennedy, usted junto con 15 hom…
-discúlpeme que lo interrumpa Túffor pero, no quisiera llevar muchos hombres, si es que vamos a limpiar ese lugar. Me gustaría llevar a los mas agiles y capacitados para este tipo de misión.
-perfecto señor Kennedy, el experto aquí es usted asi que, comencemos cuanto antes.
Nos dirigimos hacia donde el agente Marcos Túffor tenía a sus mejores hombres y me dice.
-estos hombres que ve aquí, son los mejores que tengo.
Todos ellos eran, robustos, con buen físico. Pero no eran lo que yo exactamente quería, asi que le dije al agente Túffor.
-Marcos ¿estos son tus hombres?
-si, ellos son los mejores.
-solo una cosa quiero decir, para estos casos, la mente sobrepasa a la fuerza. Noto que un muchacho estaba viendo el mapa de las instalaciones de aquella estructura y le digo,
-oye tú muchacho, ¿Cómo te llamas?
-Joseph señor.         
-Joseph ¿no? Vendrás conmigo, asi que alístate.
-pero Kennedy el no…
-acaso no había dicho que yo era el experto. Por favor Marcos, deje que haga mi trabajo.
El hombre me miro con cierto resentimiento, y elegí a dos hombres más y marchamos hacia el centro comercial.
Sabía bien que los dos últimos no eran capacitados, pero el decirle a Túffor que sus mejores hombres no eran del todo mejores seria una deshonra para él.
Asi que les dije, bien vamos a entrar manténganse juntos no se separen, ni me pierdan de vista, ¿okey?
Uno de los hombres de Túffor al parecer no me hacía mucho caso estaba distraído observando cuan oscuro estaba ahí dentro asi que le dije,
-¿tiene miedo soldado? Porque si lo tiene, puede volver junto a su mami.
-no señor. Me respondió con certeza, asi que recalqué,
-pues es mejor que lo tenga, porque esto es peor que el infierno. Asi que no vaya a cagarse en los pantalones ¿oyó?
Cuando ingresamos, estaba todo muy quieto. Le hice señas a Joseph para que se adelantara y me cubriera, el chico lo hacía bien, me hacia recordar a Carter.
Comenzamos a adentrarnos más hacia el interior, pero les ordene que se detuvieran. Había oído esa mierda de canción y no era precisamente AC/DC.
Empezó a oírse más fuerte, al parecer era más de lo que esperábamos, me acerco solo un poco y alumbro con la linterna, me percato de un reflejo rojo en los ojos de un civil infectado. Comenzamos a retroceder y cuando están a una distancia favorable, varios infectados fueron apareciendo, pero los fui dejando tirados en el suelo, con un único y seguro balazo en la cabeza. Pero al parecer los soldados no entendían el concepto de darle a la cabeza y en medio de la balacera dije,
-a la cabeza denle a la cabeza.
El muchacho entendió lo que le dije pero al parecer los otros dos no habían entendido el concepto.
A medida que disparábamos, avanzábamos con pequeños y cortos pasos. Solo quedaba 4 o 5 asi que mientras disparaba, le saco la cabeza al último infectado de una patada y les digo a los soldados que venían conmigo mientas recargaba mi arma,
-a esto me refiero con agilidad.
Me acerco un poco molesto a uno de aquellos soldados ineptos y le apunto el cañón de mi arma a la cabeza y le digo,
-este es el lugar al que tiene que disparar soldado, ¿no sé si me entiende? Si no lo hace solo gastara municiones y tiempo.
-si señor lo comprendí.
-perfecto, me gusta que las cosas queden en claro.
Habían pasado dos horas y continuamos con nuestro recorrido, no me había percatado pero uno de los soldados nos perdió de vista porque estaba recargando su arma. El muchacho se acerca a mí y me dice,
-señor Ashton no está.
-a que se refiere con que no está.
-no está señor, dejo de seguirnos hace unos minutos.
De pronto oímos una gran balacera, y nos dirigimos allí. Era ese soldado Ashton, rodeado por una gran cantidad de muertos vivientes, disparaba a todos lados en su desesperación por sobrevivir.
Aunque lo ayudábamos comenzaron a concentrarse más zombis en el lugar, era inútil que continuáramos disparando, ya se lo estaban comiendo vivo. Lo último que oigo son sus gritos plañideros y desgarradores de auxilio.
Comenzamos a alejarnos y notamos como pedazos humanos de aquel soldado vuelan por doquier, nos alejamos tanto como podemos los infectados comienzan a seguirnos, comenzamos a correr, pero el otro soldado va quedándose atrás y su torpeza no puede ser aún mayor, que se tropieza con un miembro humano y cae al suelo, y para su mala suerte se dobla el tobillo.
Esto es una reflexión personal,… digo, para que tantos músculos si a los dos pasos te quiebras un hueso como una rosa su espina. No es el caso de Chris Redfield, él tiene músculos y sabe cómo usarlos.
Maldición ahora corríamos por nuestras vidas en vez de terminar la maldita misión. Tomo al soldado y coloco su mano en mi hombro, lo ayudo a pararse. Cazo mi arma y comienzo a dar disparos más que certeros, el muchacho se une a mí con su MP15 calibre 22.
Acabamos con los últimos zombis que quedaban en pie y nos resguardamos en una farmacia. Le digo al soldado, esto te dolerá un poco, cuenta hasta tres y te acomodare el tobillo.
El joven comienza a contar, cuando iba por el numero dos logro poner su hueso en el lugar. Me dice un poco enfadado mientras le vendaba.
-acaso no dijo que era hasta tres.
-ya deja de llorar, creo que con eso bastará ¿puedes caminar?
-creo que si, gracias señor.
El muchacho Joseph, rosa con un aerosol la pierna de su compañero y este muy grosero le dice,
-ya déjame tonto, no vez que estoy bien. Miro de reojo al chico y a aquel soldado, no le digo nada solamente me trago mis palabras.
Tomo mi intercomunicador y llamo a Hunnigan,
-Hunnigan, aquí, es Leon… ¿tienes mi ubicación?
 -[Si Leon, es bueno que sigas con vida después de mucho tiempo sin verte. Te tengo en el radar.]
-Dime cuanto es el porcentaje de número de infectados.
-[el valor aproximado es de 37%. ¿Necesitas ref…]
Corto la llamada sin ni siquiera despedirme de ella, es posible que se enfade pero no me importa, estaba muy concentrado en lo que hacía y no me podía detener a charlar.
Eso era bueno, faltaba poco para terminar de limpiar la zona, asi que continuamos avanzando. Recorrimos el centro comercial completamente pero no hallábamos ese 37 % restante.  Llame nuevamente a Hunnigan.
-Hunnigan, es Leon.
-[¿Leon se ha cortado la comunicación hace unos minutos?]
-asi parece.
-[¿acaso me llamas nuevamente para salir juntos?]
-creo que no, llamaba para hacerte una consulta. Hace unos minutos me informaste que aún queda 37% restante en números de infectados. Precisamente, ¿Cuál es su ubicación?
-[están acercándose rápido Leon.]
-¿Qué? ¿Pero cuál es su posición exacta?
-[están justo tras de ti]
Volteo lentamente y observo, gran sorpresa se llevaron mis ojos. Una horda de zombis avanzaban lentamente, nos empezaron a cerrar las salidas, diría que eran aproximadamente entre 70 u 87 infectados. Pensé que ahí estábamos muertos, pero como habían pasado aproximadamente más del tiempo previsto como habíamos quedado con el agente Marcos Túffor, decidió enviar al Equipo Alpha con Chris Redfield a cargo.
También comenzamos a disparar contra ellos, para sentirnos útiles y no depender solo de Chris y sus hombres.
Cuando finalmente termino todo, le hice un saludo cordial a Redfield y este remato diciendo,
-¿en qué andas Kennedy? Metiéndote en líos de nuevo.
-creo que tienes razón.
Había salido ileso de aquel suceso, el salir afuera y sentir el aire fresco chocar con mi piel, y el deshacerme de ese lugar a muerte fue un gran alivio para mí.
A lo lejos un helicóptero esperaba para llevarme nuevamente a Nueva York.
-¿Ya te vas?, me dice Redfield con un tono sarcástico.
-asi parece. Solo deseo llegar a mi casa y sacarme este hedor a muerte que tengo impregnado en la piel.
Me saluda de una forma militarizada como en los viejos tiempos y me dirijo al helicóptero.
Mañana será otro día, solo espero que sea normal y por fin tomarme un descanso.

Una Extraña Joven- Parte 3 y Final...




Fecha  4 de julio. Año 2004. Estoy en Nueva Jersey a tan solo kilómetros de Nueva York, es bastante apacible y pareciera ser más bien una ciudad nocturna.
Me encuentro junto con mi compañero Chris Redfield en una zona llena de Pubs y antros, estamos en busca de un tal Marcelo Carter.
Es un ex-miembro de la mega corporación Umbrella,  al parecer sabe el paradero de un hombre llamado Alahab Sumindeh, y de una nueva amenaza bioterrorista.
Ingresamos a aquel antro, llamado “Encuentro rojo”, un lugar pintoresco, las personas de allí nos miran extrañados.
Paso junto a una jovencita que me coquetea con un suave roce de sus manos en mi antebrazo, Chris me observa como es mi reacción ante aquel mimo, y luego mira a su alrededor, ese ambiente era bastante llamativo y contagioso, me dijo que iba por una cerveza  y que enseguida volvía.
Continuo en búsqueda de aquel individuo, veo a un muchacho totalmente vestido de negro y con muchos aros en su rostro, al parecer pertenecía a esa movida de adolescentes, esa tribu urbana a la que llaman “gótico”.
Tomo una fotografía y le pregunto por el sujeto al que buscaba, me señala un sillón y lo veo junto a una joven de aproximadamente 22 o 23 años de edad, en un momento bastante comprometedor.
Me acerco y le digo,
-¿eres tú Marcelo Carter?
-¿Quién quiere saberlo?
-Leon Kennedy, agente especial del gobierno estadounidense.
-¿Y qué demonios quieres conmigo?
-¿Quieres acompañarme?
Amablemente se pone de pie y saliendo de aquel pub me dice.
-¿Qué sucede? ¿A dónde vamos?
Salimos afuera junto con Chris.
-Fuentes confiables nos han informado de  que tú conoces el paradero de Sumindeh.
-¿Sumindeh? ¿Qué Sumindeh?
-Alahab, Alahab Sumindeh. El muchacho nos mira un poco asustado y se echa a correr. Sin pensarlo me pongo a correr tras él, Chris va a la par de mí, y mientras corríamos me dijo.
-¿Estás seguro de que es Carter?
-Claro es el de la fotografía, no se nos puede escapar.
Comienzo a cansarme, mis piernas decían que parara pero continuaba, aquel muchacho es muy rápido, parece que su trabajo es escaparse, pero hace un movimiento equivocado e ingresa a un callejón sin salida.
Notamos que el muchacho queda muy alterado al vernos que ingresamos junto con él y que no tenía escapatoria.
-No te aremos nada solo queremos hablar, Dice Chris tratando de calmar al chico.
-Lárguense no conozco a ese Alahab Sumindeh que ustedes me nombran.
-Y si no lo conoces porque huyes, le digo con mucha intriga.
Aquel joven queda en silencio y nos mira a ambos, pero era muy rápido y escala como si nada la pared de aquel callejón.
Chris me dice,
-odio cuando se escapan y tener que perseguirlos.
-No te preocupes le dije, ve por el auto yo lo agarrare por las buenas o por las malas.
Chris va por la camioneta, me percato de que hay una escalera desplegable y lo sigo por la azotea de los edificios, lo veo pero esta a una distancia no muy cerca de mí.
Continuo siguiéndolo, no me importa si no lo alcanzo, lo importante era no perderlo de vista. Nos había costado mucho trabajo hallarlo y perderlo no era una buena opción.
Comienza a sonar mi teléfono móvil, aunque sabía que era importante, no conteste porque tenía una prioridad mayor, Marcelo Carter.
-¡Deténgase!
Grite para ver si paraba de correr, pero la persecución continuaba. De pronto noto a lo lejos que toman aquel joven del cuello de la camisa y lo arrojan al suelo, también noto que  lo toman del brazo y lo coloca detrás de su espalda haciendo presión para que no se escapara.
Y a lo lejos escucho,
“¡Deprisa Kennedy!”
Comienzo a picar y llego a donde se encontraba el joven junto con aquella persona que lo había detenido.
Me acerco y veo que aquella persona tenía un Yoki azul con la sigla del BBSA, intrigado digo,
-¿Jill?
Aquella mujer levanta la cabeza y era Nabila, esa persona a quien menos esperaba.
-¿NABILA?
-Hola, me dice mientras sostenía al muchacho y luego le dice al joven,
-Ya, quédate quieto de una vez.
El joven de vez en cuando se movía para poder escaparse pero al parecer aquella mujer que me movía los tantanes no le daba tregua. Le da con la culata de su arma en la cabeza y este cae desmayado.
-Dije que te quedaras quieto. Que tal Kennedy, tanto tiempo sin vernos.
-¿Qué haces aquí?
-no te lo dijo Redfield, vine con él. Sabía que necesitarías mi ayuda y por eso me dijo tu ubicación y la de este quien sea que es.
Ambos nos acercamos a la cornisa del edificio y Chris esta abajo preguntándonos si ya lo habíamos atrapado.
Nabila le respondió y mientras la miraba a sus tiernos y jugosos labios rojos, luego miro a su cuerpo de adolescente de 21 años.
Miles de imágenes cruzaban en mi mente en ese instante, sentí que no había nadie, solo ella y yo.
-Y bien, vas a llevarlo a este joven a Chris para que lo interrogue o vas a quedarte mirándome.
Le sonrío y ambos llevamos a aquel individuo al auto, marchamos hacia una de las oficinas del BBSA y bajamos al sujeto para que nos dijera donde se encontraba  Alahab Sumindeh.
Eran las 2354 horas, el muchacho no hablaba Alahab Sumindeh,  lo tenía amenazado. Minutos después de querer hacer hablar al joven, Nabila le habla a Chris al parecer quería irse y claro, no iba a perder la oportunidad de hablar con ella.
Mientras se retiraba la quede observando, como caminaba,  y como eran sus gestos mientras se marchaba. Chris posa su mano en mi hombro y dice,
-Ve, mañana vuelve a las 9 30 de la mañana. Con una sonrisa cortada le doy las gracias y voy hacia donde se dirigía ella.
Salí afuera y no vi a nadie, seguramente se había ido, me rasque la nuca y oigo decir a Nabila,
-Acaso me estabas buscando.
Demonios había quedado como un tarado, me volteo y la veo a ella. Se acerca a mí y me da un beso en la mejilla.
-Me alegro de que te hayas recuperado.
-Y a mí me alegra de que hayas vuelto.
-Si nunca me fui.
-¿No quieres ir a hablar a otro lugar, mas privado?
-¿Es una cita acaso?
-Tómalo como quieras,
-Y que hay si digo que no,
-Solamente me iré.
-Eres un buen muchacho Kennedy,
Se marcha, voy tras ella como perro tras su hueso y le digo.
-No vas a aceptar mi propuesta.
Voltea y me mira, solamente oigo una carcajada y se retira del lugar. Me recuesto contra la pared del edificio y la observo mientras se marcha. Les seré sincero miraba algo más que solo su espalda.
Me volteo y me  fricciono la nuca una vez más, luego vuelvo a oírla a ella que me dice,
-Acaso no me dijiste que querías hablar conmigo a solas, aun estoy esperando que me lleves a cenar.
Corro hacia donde se encuentra Nabila, y nos fuimos juntos a comer por ahí. Jamás pensé que esa sería mi última noche junto a ella.
Fuimos a un Mac Donald, ordenamos y luego me invito a su departamento para ir a comer allí.
Cuando llegamos me hizo pasar, y me conto porque se había ido aquella vez, le pregunte que había hecho después de que se fue, dijo que no quería hablar de eso.
Tomamos unas cervezas y la veía con una mirada un tanto deprimida, quería preguntarle que sucedía pero no quería ser inoportuno o indiscreto.
Asi que fui directamente al grano.
-Oye, ¿te pasa algo?
-¿A mí? No… ¿Por qué?
-Es que tienes la mirada muy triste, ocurrió algo que no me lo hayas dicho.
 De la nada se echa a llorar en mi hombro, me abraza, eso no me lo esperaba, me había tomado por sorpresa. La contuve tanto como pude.
-Pero que te sucede ¿dije algo indebido?
Me mira a los ojos y le quito su gorra, aquellos ojos llorosos y llenos de melancolía y tristeza me dice,
-Extraño mi vida de antes era, tranquila.
-¿Extrañas a tus seres queridos, no es asi?
Parecía que me provocaba pero no era asi, estaba muy triste y mueve la cabeza diciendo que si. La vuelvo a abrazar, ella me abraza tan fuerte como puede y se recuesta en mi pecho, nuevamente se echa a llorar.
La tomo del mentón, levanto su rostro, y secándole las lagrimas le digo,
-Ya no llores, no me gusta verte triste. Eres muy hermosa para que andes llorando, ¿okey?
Pero sus lágrimas no se contenían, aunque ella no lloraba, salían igual. Recuesta su cabeza en la pared,
De su mentón, mis manos empezaron a acariciar su cuello hasta llegar a su hombro, ella no decía nada, pareciera como si no le importara una mierda lo que hacía.
De pronto me mira, y observa como mis ojos se deleitaban con su piel y aquellas caricias que le brindaba.
La miro a sus ojos y me pregunta,
-¿Te gusto Leon?
-Más de lo que te puedas imaginar.
Me toma de la campera y me jala en dirección a sus labios, un hormigueo recorre mi piel, y mi estomago siente como escalofríos en el interior.
La comienzo a besar de una forma muy apasionante, y coloco mi mano bajo su remera, puedo percatarme de que se eriza con facilidad. Se sienta en mi regazo y la atraigo en dirección a mi pelvis. Ella comienza a acariciarme, me pongo de pie y camino en dirección a su  habitación. Caemos juntos en la cama, y la continúo besando. Nabila se pone de pie y nuevamente se sienta en mis piernas, me quita la campera y luego mi remera.
Mientras yo le quitaba su camisa, comienzo a morder sus hombros y a la par también le desprendía su sostén.
No podía creer que aquella mujercita seria mía, me desprende el pantalón, mientras acariciaba su espalda y con suaves mordiscos en su cuello la hacía estremecer una y otra vez.
No podía creer que nos encontrábamos haciendo el amor los dos, jamás pensé en esa opción cuando me invito a su departamento, las cosas solamente fluyeron.
Eran las 0451 horas y miraba a su rostro terso y dulce, la miraba como era, su rostro, su piel, la forma apacible en la que dormía. De pronto, comienza a despertarse suavemente y me acaricia la mejilla,  me acerco a sus labios y la beso una vez más, ella cruza sus brazos detrás de mi espalda, y la jalo en dirección a mi cuerpo.
Comienza a besarme el cuello y llega hasta mi oído, y susurrándome me dice,
“hazme el amor una vez mas.”
La miro a sus ojos dulces, luego a su boca tierna, y hago de su petición un deseo cumplido.
Son las 0715 horas, y despierto, ella esta recostada sobre mí y se encuentra totalmente desnuda. Miro al techo de la habitación, había encontrado mi lugar en el mundo. La beso en la cabeza, ella era a quien estaba buscando todo este tiempo, pronto debería ir a la oficina del BBSA, y ese momento terminaría, pero pensé que esa no sería mi última noche con ella, ni la última vez que nos veríamos. Eso creía yo.
Son las 0900 horas y llegábamos a las oficinas del BBSA, algo no estaba bien, sentía como si algo malo pasaría en ese momento, no quería asustar a Nabila por eso no le había dicho nada, pero sentía como si alguien nos observaba.
Bajamos del auto, y nos dirigimos adentro, me olvido de algo en el auto y ella me espera en la escalera, desearía que se hubiera metido adentro.
Tomo una carpeta que contenía el expediente de Alahab Sumindeh, pero accidentalmente las hojas se desparraman y comienzo a juntarlas.
La miro y comienzo a caminar en dirección a ella, la noto un tanto extraña, y puedo observar que de su boca comienza a salir sangre.
Corro hacia ella, y cae rendida en mis brazos, llamo a Chris.
Me percato de que alguien le había disparado desde un lugar un tanto alejado, miro a la azotea de un edificio, un  tanto abandonado y veo a Hunk Death que me saluda, y se marcha. La vuelvo a mirar a Nabila y comienza a agonizar, estaba muriendo ya no había nada que hacer, pero igual continuo llamando a Chris.
Mis brazos comienzan a llenarse de sangre le habían disparado 3 veces por la espalda, miro a sus tiernos ojos y me dice,
“Leon Kennedy… … … …, te… … … amo.”
La beso una última vez y muere en mis brazos.
-¡Nabila! ¡Nabila! ¡Nabilaaaaaaaaa! No, no me dejes. Por favor.
Pienso, maldito Wesker, sabía que detrás de todo había una manzana bien podrida. Estaba ese mal nacido detrás de todo esto, seguramente él había mandado a Hunk, su mercenario para que la asesinaran a ella. Chris llega tarde, me dice alarmado.
-¿Qué sucedió?
-Hunk, le disparo desde aquel edificio.
Chris le toma el pulso pero ya era demasiado tarde para salvarla, ya está muerta. Chris no podía creer.
Después de salir del estado de shock en el que estaba llama a la ambulancia, y llevan el cuerpo de Nabila a la morgue judicial.
Chris se encarga de comunicar a los familiares de ella, que Nabila había fallecido, aun no salgo del shock emocional. Nabila estaba muerta y no caía, me dirijo hacia donde esta aquel muchacho y le digo,
-¿Dónde está Alahab Sumindeh?
-No lo sé.
Le vuelvo a hacer la misma pregunta,
-¿Dónde está Alahab Sumindeh?
-Ya te dije que no lo sé.
-Escúchame, vas a hablar, acaban de matar a una oficial hace menos de 2 horas, y vas a decirme donde está ese maldito terrorista o juro que te vuelo la cabeza. Ahora dime, ¿Dónde está Alahab Sumindeh?
El muchacho me mira, y me dice,
-Si te digo donde está  Alahab Sumindeh, sus sicarios vendrán a matarme.
Saco mi arma, le apunto en la frente y digo,
-Pues morirás de todas formas si no me dices donde está.
-Está bien, está bien.  Está en una de las centrales clandestinas de Umbrella.
-¿Dónde demonios está esa central?
-Se encuentra en Vancouver  Canadá.
Chris se encontraba detrás de mí y dice,
-Por fin has hecho hablar al chico.
-Me imagino que has escuchado todo.
-Asi es.
-Pues en marcha.
La tristeza se me había convertido en enojo, estaba muy resentido con lo que había pasado, pero también me encontraba un tanto deprimido por la muerte de ella.
Al llegar a Vancouver, nos instalamos en otra de las oficinas del BBSA, Chris le dijo al chico,
-Vendrás con nosotros.
Lo equipamos bien, con armas, chaleco antibalas e incluso un uniforme para que no lo reconociera Alahab Sumindeh, nuevamente recalcó,
-Pero si te escapas le diré a Leon que te dispare, y no creo que quieras verlo enojado después de lo que sucedió allá en Estados Unidos, asi que andando chico.
A las afueras de Vancouver se encontraba aquella central de la que hablaba el muchacho, pero más que una central clandestina parecía un hospital.
Ingresamos y más bien era un lugar desolado y muy solitario, estaba muy abandonado. Había un olor nauseabundo como a carne humana en descomposición, Chris asqueado dijo,
-¿Qué es ese olor tan repulsivo?
-No lo sé, dije algo intrigado, pero el muchacho respondió.
-Vete acostumbrando porque lo vas a sentir aun más fuerte todavía.
Era sabido de que Alahab Sumindeh  tenia comunicación con Albert Wesker, por eso queríamos llegar a él para asi poder atrapar a ese  maldito.
Comenzamos a adentrarnos más hacia esa estructura y notamos que ese maldito terrorista tenía mucha seguridad, asi que comenzamos a contraatacar.
Pero después, al parecer, habían dado el aviso a Alahab Sumindeh  de que 2 agentes norteamericanos habían descubierto una de las instalaciones clandestinas de Umbrella, aquel hombre comenzó a reforzar los pasillos principales con más guardias.
Eso no me detendría estaba dispuesto a hallar a ese perro y dar por fin con Wesker para acabarlo yo mismo, el hallar a Albert se había convertido en algo personal.
Los tres sabíamos bien a lo que nos enfrentábamos, los musulmanes son personas suicidas, unos desquiciados y no eran de relacionarse mucho a la hora de defender a su jefe. Asi que una charla razonable no era lo que buscaban.
Tenían artillería pesada, mientas que nosotros nos defendíamos con pistolas 9 mm y bueno, Chris era el único que tenía una AK 47, el chico también se defendía bien con el rifle semi-automático que se le había brindado en la oficina del BBSA.
Avanzábamos tan rápido como podíamos, pero el tiempo se nos acortaba y temíamos que el maldito de Alahab Sumindeh se nos escapara. Llegamos a lo que era el laboratorio, donde habían unos tanques de oxigeno, me pregunte
-¿Qué hacen acá estos tanques?
El muchacho vio que observaba curioso esos tanques de oxigeno y me dice,
-Eso no es lo que tú crees.
-¿A qué te refieres?
-Que eso no es oxigeno.
-Entonces ¿Qué es?
-Eso, que ves ahí dentro es el virus T en forma de gas, y si no detenemos a este tipo antes de tiempo, en 4 horas van a esparcirlo por todo Estados Unidos, en especial en Washington.
El muchacho continúo la marcha y lo sigo detrás, llegamos a lo que parecía ser neonatología, y aquel olor se hace más y más fuerte a cada paso, no soporte más y devolví el burrito que había comido en el avión. El muchacho me mira y dice,
-Eres un asco Kennedy.
Me seco la boca y continuamos la marcha. Unos metros más allá había un carro de ropa sucia y una gran lona de color verde sobre ella.
Chris toma un pañuelo y se lo coloca en la nariz y quita aquella lona, había aproximadamente entre 40 o 70 cadáveres mutilados en descomposición.
El muchacho y yo, no aguantamos y ambos devolvemos nuevamente, Chris nos mira y dice ayúdenme a colocarla de nuevo. Le digo a Redfield,
-Eres un maldito para que la quitaste.
Pero el muchacho dice,
-Aguarden…
Toma lo que parecía ser un guardapolvo blanco y contenía la insignia del hospital y el nombre de una persona que hacía llamarse, Dr. Hamilton, George. Especialista en urología. Lo miro y le digo,
-¿Tenias que sacar exactamente esa?
-Es la que estaba más a mano. Chris recalca,
-Eso quiere decir que el hospital se encontraba habilitado, no era un lugar abandonado.
Toma al muchacho de la ropa y le dice,
-Porque no nos dijiste eso.
-No lo sabía, lo juro, solamente sabía de esta central, se los juro.
El muchacho decía la verdad, asi que continuamos, tapamos aquel carro y nos marchamos del lugar. Habíamos llegado a la sala de terapia intensiva y oigo un gruñido, le digo a Chris y a Carter,
-¿Oyen eso?
-¿Qué cosa?, dice Carter.
-Ese gruñido… escuchen.
Comenzamos a oír que esos gruñidos comienzan a multiplicarse detrás de una puerta, pero sin querer Chris arroja al suelo una fuente llena de utensilios quirúrgicos.  En ese instante un perro, de raza doberman, para ser más certero, salta por el vidrio de la puerta. Al parecer le habían inyectado el virus T a aquel can.
El sabueso comienza a acercarse y a gruñirnos con fuerza comenzamos a retroceder, pero se le unen unos 5 podencos mas. Chris agrega,
-Me gustan los perros pero estos animales no me agradan para nada.
Uno de los canes se me abalanza para atacarme pero le disparo, luego el resto comienzan a dirigirse a nosotros, comenzamos a disparar, solo queda uno y se dirige a mí para atacarme, saco un cartucho para recargar mi arma, pero se traba, el maldito can no retrocede, en ese instante el chico, Carter le vuela los sesos al maldito perro. Le debo la vida a ese chico.
Continuamos avanzando solo contamos con dos horas para atrapar a Alahab Sumindeh, los minutos los tenemos contados.
Pero finalmente damos con su paradero, ingresamos a la oficina del director y el muy maldito esta con un chaleco de dinamita anexado a su cuerpo, Chris dice,
-Tranquilícese Sumindeh, no haga nada estúpido, y ya dese por vencido todos sus hombres están acabados usted está acabado, podemos ayudarlo.
El hombre sumamente alterado dice,
-Al demonio con los Estados Unidos, deje de manipular sus emociones. Sé exactamente lo que está pensando aquel joven, el que se encuentra a su lado, lo primero que quiere hacer es acecinarme por la muerte de aquella oficial a la que dispararon. Pero no dejare que lo hagan, moriremos todos aquí como alá manda.
Miro a mi derecha y Carter había desaparecido, volví a mirar a Alahab Sumindeh  para que no se diera cuenta de que el chico estaba justamente detrás de él. Pero cuando Alahab se da cuenta de que Carter está detrás de él este le da un puñetazo de tal forma de que el hombre cae desmayado al suelo.
Le digo seriamente,
-buen trabajo chico.
Pero al parecer a Chris no le había gustado mucho,
-Eres idiota Carter, podía habernos matado por tu movimiento estúpido. En fin, buen trabajo.
Le quitamos el chaleco a aquel suicida y lo llevamos detenido para interrogarlo.
-Parece que aquí mi trabajo ha terminado, recalca Carter. Le paso la mano y le digo,
-eres un excelente compañero de equipo, gracias por salvar mi vida.
-Fue un placer trabajar contigo Kennedy y, por cierto. Lamento la perdida de la agente.
-Gracias.
Carter se dirige hacia Chris para hablar y luego se marcha. Mi compañero y yo lo quedamos observando y pienso.
“Marcelo Carter, ese chico es fenomenal. Solo espero volver a encontrarme con él y agradecerle de una forma el haber salvado mi vida.”

domingo, 8 de enero de 2012

Una Extrña Joven 2º Parte






Han pasado 5 meses desde el último brote de virus ocurrido en Latinoamérica, aun no puedo olvidar esos ojos verdes, son las 3 de la mañana, hace mucho calor, y la luz se ha cortado hace media hora. Estoy acostado en mi cama, el calor hace que no pueda reposar tranquilamente, me levanto y miro por la ventana, observo por un instante las estrellas y me acuerdo de ella, de Nabila.

Mis labios están secos, voy por un vaso de agua y suena mi teléfono, lo atiendo. Pero una extraña voz masculina del otro lado me dice:

-espero que te guste el regalo que te he mandado.

Cuando corto el teléfono, tocan la puerta de mi departamento. La abro y hay una caja blanca con un gran moño rojo. Miro la caja sospechosamente, y noto que tenia la insignia de Umbrella, pero escucho como un ruido que prevenía desde adentro era como un, tic-toc. Tic-toc. Tic-toc.

Mierda, era una bomba. Quise correr para cubrirme pero, era demasiado tarde solo faltaban segundos para que estallara.

Lo último que oigo es la explosión.

Pero aunque estaba desmayado, continuaba consiente y podía oír todo lo que ocurría a mi alrededor.

Después de unos minutos, escucho ruidos de sirenas y de un murmullo de gente, puedo sentir que revuelven los escombros, y escucho a alguien decir:

-¿Kennedy? ¿Kennedy? ¿Estás bien?

El cuerpo me dolía absolutamente todo, no podía moverme al parecer se me habían roto 3 costillas, perdía demasiada sangre, ya que me había abierto la cabeza, porque un pedazo de escombro se me había caído encima de mi cuerpo.

Me sentía cansado, muy cansado.

Luego me despierto lleno de cables y zondas, miro y a mi lado estaba Chris Redfield.

-¿Cómo te sientes?

-como si un camión me hubiera pasado por encima, ¿Qué sucedió?

- no lo sé, ¿dímelo tu?

-lo único que recuerdo es una caja con un moño rojo y sobre ella, un pequeño sobre, que al parecer contenía una nota.

-¿te refieres a este sobre?

Saca un pequeño sobre de su bolsillo, y me lo entrega.

Lo tomo, la ansiedad me carcome la cabeza, y decido abrirlo de prisa. Una pequeña nota, arrugada y un tanto quemada por la explosión decía lo siguiente:

-si aun estás con vida, me alegro por ti. Eso quiere decir que la próxima vez no te salvas.

Espero que te haya gustado mi obsequio, muy pronto tendrás noticias mías maldito.

No creas que aun estás a salvo Kennedy. Si continuas con tus movimientos, yo continuare con los míos y te golpeare donde más te duele.

Albert Wesker.

Con mucha rabia contenida, arrugo la nota y la arrojo al suelo.

Chris alarmado me dice:

-¿Qué sucede? ¿Quién te escribió la nota?

-el maldito de Wesker. ¿Acaso no lo habías eliminado junto con Sheva y Jill?

-si. Dice mientras recoge del suelo el papel y lee la nota. –pero cómo si yo mismo lo maté, y veía cuando estaba muriéndose el maldito desgraciado.

-Wesker siempre sabe como volver a la vida, y fastidiarnos.

-pero aquí dice, que te está amenazando nuevamente de muerte. Pero no entiendo esta parte que dice, “te golpeare donde más te duele”.

-yo tampoco, pero hay que estar alerta ante cualquier situación.

Son las 10 y 45 de la mañana del día siguiente, estoy hablando con Chris, y tocan la puerta. Ambos nos miramos extrañados, él se pone de pie y abre la puerta, quiero inclinarme para ver quién es, pero el dolor en mi abdomen no me lo permite.

Chris queda parado en la puerta y la entrecierra. Después de la nota que me habían mandado fue enviada a las autoridades, se opto por la máxima seguridad en mi habitación.

 Vuelven a abrir la puerta, pero no era él quien entraba sino que era aquella persona que no me esperaba.

Selena entra por la puerta y me abraza. No me explicaba cómo estaba ahí solita.

-¿Qué haces aquí? –le digo en español. – ¿viniste sola?

-no, mi tía, Nabila está afuera hablando con un señor.

Entran unos oficiales que custodiaban la puerta de la habitación, y quieren sacar a Selena. Pero les digo que era una conocida, que podían retirarse.

Selena era una niña con mucha confianza, y se sienta en mi cama. Con mucha curiosidad dice:

-¿Qué es esto?

Toma un aparato que se encuentra anexado a mi dedo y lo quita, ese era el dilatador.

Por unos minutos estuve muerto, eso activo como una especie de alarma. Chris junto con los de seguridad abren la puerta para ver si había ocurrido algo.

Y se percatan de que ella está sentada junto a mí, luego la tierna Selena los mira por unos segundos.

La miro con cierta ternura y le digo:

-¿Cómo supiste que estaba aquí?

-no lo sé, llamaron a Nabila y vinimos para acá.

Me mira con sus ojos llenos de dulzura y me dice:

-quiero mirar la televisión. ¿Aquí no hay televisión?

-claro que hay.

Abro un cajón de la mesita auxiliar, y saco el control remoto, le digo:

-¿lo sabes manejar?

-en casa, soy la dueña del control.

Pero sin querer pone video, seguido ese acto le digo:

-acaso no me dijiste que eras la dueña del control en tu casa.

- si, pero este control es nuevo, ¿Cuál es para cambiar?

Mientras se lo enseño, me doy cuenta de que le había tomado mucho cariño a aquella niña, de 12 años que se sentaba junto a mí.

De pronto se me vienen las palabras de Chris a la cabeza, recuerdo cuando dijo “pero aquí dice, que te está amenazando nuevamente de muerte. Pero no entiendo esta parte que dice, “te golpeare donde más te duele”. Y pude comprender, que eran ellas dos las que estaban en peligro. Le acaricie el cabello a Selena, para no alarmarla.

Pero de pronto entra Nabila, se acerca a mí y me dice:

-¿Qué sucedió?

 Miro a sus ojos verdes, y le digo:

-tienes que irte.

-¿Por qué si acabo de llegar?

-estás en peligro, vete, los Estados Unidos no es un lugar seguro para ti, y menos para ella.

-Leon ¿Qué estás diciendo?

Acaricio un mechón de su cabello, y le cuento acerca de quién era Wesker, lo que había hecho y la nota que me mando.

-y eso ¿Qué tiene que ver con nosotras?

-Nabila, yo les tengo a ambas mucho cariño. Tanto a Selena como a ti, un gran afecto. Y es peligroso de que estén aquí, conmigo.

Acto seguido entra Chris a la habitación y dice:

-no tienes por qué preocuparte por ella.

Confundido le pregunto:

-pero, ¿Por qué?

-Nabila es un miembro del BBSA de Sudamérica, no tienes porque afligirte.

La miro confundido, y le digo:

-¿Por qué no me has dicho nada?

Ella mira a Chris y luego me mira a mí, quería decirme algo pero sus palabras se ahogaban antes de salir despedidas por sus labios. Puedo observar que le dice algo a Chris al oído, y luego él le llama a Selena para ir afuera.

La tierna niña me da un beso en la mejilla y se marcha. Me quedo a solas con Nabila en la habitación, ella se sienta al lado mío y dice:

-iba a decírtelo pero me había olvidado por completo, lo siento.

Ella agacha la cabeza, la tomo por el mentón y miro la profundidad de sus ojos verdes.

-está bien. No te culpes. Aunque no voy a negar que esté un poco enfadado contigo, pero eso no importa.

Me percato de que comienza a acercarse en dirección a mis labios, pero cuando esta por besarme nuevamente, entra Selena corriendo y en sus manos tenía un bombón. La tierna niña me lo obsequia y dice:

-te lo doy para que te mejores más rápido.

Cuando me lo entrega, me dice:

-¿ya estás mejor?

-aun no. – le digo tiernamente.

Entonces vuelve a quitármelo, y se lo come. Nabila mira a Selena y se sonríe.

Los días pasaron y mi recuperación era más rápido de lo que creía, y en menos de lo que pensaba ya había salido del hospital.

Antes de irme de ese lugar, Nabila se sienta a mi lado y me dice:

-debo irme a argentina.

-pero, ¿Por qué? Si no te he echado.

-debo llevar a Selena con su madre.

-pero ella no la extraña.

-pero su madre si.

-pero vas a volver, ¿no?

-no lo sé, tengo trabajo allá en argentina.

La miro a sus ojos, y luego observo sus labios por última vez. Porque no sabía cuando la volvería a ver.

Se pone de pie, y me paro junto con ella.

-hasta pronto Kennedy.

Me extiende la mano, para darme un saludo cortés pero, la estiro del brazo y la tomo del cuello, comienzo a besarla, ella se sorprende pero luego pone ambas manos detrás de mi cuello.

Me aparta de sus labios muy despacio y me dice:

-ya tengo que irme,  Me dice y luego se marcha.

 Solo espero volver a verla una vez más.

Una Extrña Joven 1º Parte



Fecha, desconocida. Año, 2004.

La ciudad se encuentra infectada por un virus, que convierte a las personas en muertos vivientes. Denominante del virus, T .

Acabo de llegar a un país ubicado en América Latina, genial, no hablo español, y temo lo peor, el silencio me invade, es un silencio familiar, no es de buen augurio. Bajo del auto en el que me traslado, y la ciudad esta  desolada y totalmente aislada. Me encuentro en Argentina a 1009 kilómetros de la capital, es una ciudad desconocida, ubicada al noreste del país. Desde mi punto de vista, creería que este es el peor foco de infección que eh presenciado en mi corta vida como agente.

No hay ruido alguno, todo está muy quieto, algo realmente sospechoso. Ingreso dentro de una estructura, de lo que parecía ser una estación de policía, está totalmente en ruinas. Camino más hacia el interior, y oigo gruñidos, que venían desde adentro. Voy a ver, y me encuentro con un rostro familiar, un infectado.

Me observa por unos segundos, y reconozco esa mirada de odio, estirándome sus brazos para atraparme, le disparo con mi arma en medio de los ojos. Busco para ver si hay sobrevivientes, pero no encuentro a nadie.

Las horas pasaban y no hallaba a nadie que no estuviese infectado con el virus T, no tardo en hacerse de noche y la cosa se complicaba. Una casa que parecía que alguien estaba dentro, llamó mi atención y decido dirigirme allí.

Al ingresar las luces estaban prendidas y me topo con un cadáver de un infectado, y al lado, balas de una pistola 9 mm y de un Rifle semiautomático COLT, calibre 22. Quien sea que fuere, está armado hasta los dientes. Aun asi, me adentro mas en aquella residencia, y sobre una mesa observo una lata de frijóles, esta tibia, al parecer alguien estuvo aqui hace 10 o 15 minutos. En el suelo hay un celular, parece ser que es de una muchachita de unos 12 o 13 años de edad, lo distingo, por la fotografía de la pantalla del móvil, lo tomo y lo guardo en el bolsillo de mi pantalón. Inspecciono la casa, no hay sobrevivientes.

Son aproximadamente las 0156 horas, y continúo en busca de personas que no contengan el maldito virus. Oigo una explosión a lo lejos y corro hacia aquel lugar.

Al llegar, las llamas estaban consumiéndose por completo, al parecer habían tirado una granada, quiero abrir la puerta pero se cae sola.

Mis sentidos están alerta en todo momento, ya que por la explosión los cimientos de la estructura podrían desplomarse en cualquier momento. Camino unos pasos y me percato que en el suelo hay una Blacktail, me recuerda a los incidentes con los iluminados en España. De pronto siento en mi cuello el cañón frio de un arma, un escalofrío recorre mi piel, y una suave vos femenina me dice, "devuélveme mi arma".

Okey, tranquila, soy de los chicos buenos. Ella me habla en inglés para que yo pudiera entenderla.

 -no te creo nada, arrójala hacia acá.

 Quiero voltearme, pero ella no me lo permite, al parecer está asustada, por mi parte ya estoy acostumbrado a este tipo de casos.

 - juro, que si te das la vuelta te vuelo los sesos sin piedad.

-okey, no me daré la vuelta.

Ella recoge su arma, pero oigo la voz de una muchachita.

- Nabila, parece que es la ayuda, no seas tan arisca.

- cierra la boca Selena, él es uno de esos. Larguémonos de aqui.

 - escucho que corren y me volteo, salgo de urgencia afuera, solo alcanzo a ver su espalda, pienso en voz alta por 5 segundos, para ser una joven porta muchas armas.

Sigilosamente la sigo, parece que conoce muy bien el lugar, la muchachita voltea a ver atrás y reconozco su rostro, era la dueña del celular que había encontrado.

De pronto, nuevamente, ese silencio atroz recorre mi cuerpo, pero a lo lejos oigo unos ruidos extraños. "la canción de los infectados".

Cada vez se hace mas y mas fuerte, no hay lugar donde esconderse, en cuestión de segundos estaba corriendo por mi vida, eran aproximadamente entre 30 a 67 zombis. Comienzo a disparar, doy en el blanco unas cuantas veces, pero se me une a mi aquella extraña joven, gritando dice que me cubra, y sin dudarlo arroja dos granadas, pero para mi desgracia un zombi se dirige a atacarme, pero ella le vuela la cabeza de un disparo. Tiene una puntería y unos reflejos excelentes, me hace recordar a mí de joven.

Me pregunta si estoy bien en español. Pero no la comprendo. Asi que le digo en inglés, lo siento, pero no logro entenderte,¿ no hablas inglés?.

Y como llevaba un yoki, agacha la cabeza y solo alcanzo a ver su sonrisa, y me habla en inglés.

- ¿te encuentras bien?

- si, gracias por salvarme.

- no hay de qué.

-¿donde estoy? ¿Qué ciudad es esta?

-estás en Posadas Misiones.

- ¿eres de por aqui?

-acaso ¿esto es un interrogatorio?

 La muchachita que se encontraba escondida, corre y la abraza y dice a su guardiana.

- tuve mucho miedo Nabila.

- con que tu nombre es Nabila. Mucho gusto, me llamo Leon S Kennedy.

- y ¿Qué diablos significa la s?

- Significa Scott.

- Conque Scott ¿no?

- Asi es.

Por un momento me percato del celular en mi bolsillo y le digo a la dulce muchachita. Creo que esto es tuyo.

- mi teléfono, creí que lo había perdido. Gracias.

- y bien ¿somos un equipo?

Me mira con cara de desconfianza y me extiende su delicada mano llena de sangre.

 - Trato hecho.

 Me hace un apretón de manos, y nos retiramos caminando. Ella me mira, inspecciona cada parte de mí. Mi ropa, mis armas, todo. ¿Que tanto vez?

 - no eres de por aqui ¿cierto?

-no, soy la ayuda.

-¿tu solo?

- estas en lo correcto. ¿No sabes si hay más sobrevivientes?

- no lo sé, somos las únicas, ella es mi sobrina Selena, buscamos a su hermano Alexander.

- okey, no te preocupes lo encontraremos.

- no lo creo, posadas es una ciudad muy grande.

-pues yo si lo creo, ahora vamos.

Nos pusimos en marcha, ingresamos a los edificios que se nos cruzaba en el camino, ella me cubría las espaldas, buscamos sin parar. Miro mi reloj, comencé a sudar frio, eran las 0259 horas, y curioso le digo a Nabila, ¿cuantos años tienes?

-20 años.

-¿20? no crees que eres muy joven para usar tantas armas.

- y tuno crees que eres muy metido para preguntarme cosas personales.

-okey, no es para enojarse,

Ella quiere decirme algo, pero la interrumpo, y le digo:

- silencio, Oyes eso. La canción de los infectados. Larguémonos de aqui.

Alzo a Selena, y nos largamos de ese lugar antes de que comenzaran a sellar las salidas. Muy enojada me dice.

-¿eres estúpido? Alexander podía estar adentro. Por dios, eres más imbécil de lo que creía.

 - la tomo de ambos brazos y le digo. Acaso quieres que tu sobrina y tu terminen como ellos. El experto aqui soy yo me oyes, y vas a hacer todo lo que te diga. Miro sus armas por un momento.                                    Dame algunas, casi no tengo municiones.

Me ofrece una broúken batterflay. Curioso le digo ¿donde las consigues? ¿Acaso eres oficial de policía?

-¿oficial? ¿Yo? naa, soy una civil.

- pues entonces ¿donde las consigues?

 - realizo prácticas de tiro en SIP armas. Y cuando sucedió esto, que no sé lo que es, las tome. Prestadas.

- Nabila, ¿nos quedaremos aqui?

-no seguro nos llevaran en un helicóptero. No es asi Kennedy.

- asi es, pero primero debemos hallar a Alexander.

Continuamos con la búsqueda, e ingresamos a un lugar con oficinas, con un gran cartel que decía iproda. ¿Que es este lugar?

- aqui es la peor mierda, aqui cobran los impuestos de las casas a las familias que vivían en los barrios nuevos.

-cubreme, vamos a entrar.

Cuando entramos, estaba muy oscuro, Nabila me facilito una linterna, empezaba a gustarme su compañía.

Miramos en todas las oficinas, pero no hallábamos nada, hasta que dimos con el muchacho, estaba más que asustado, debajo de una mesa. Le hice señales a Nabila y ella se acerco apuntando, de inmediato lo reconoció.

- ¿Alexander?

Observe por unos momentos, note que se puso a llorar de felicidad por haber encontrado a su sobrino era un muchachito de 14 años, y la dulce Selena abraza a su hermano.

El muchachito me mira con cara de desconfianza, y dice alarmado.

- ¿quién es él? ¿Acaso es tu novio?

- no Alex, el es Leon Kennedy y va a sacarnos de este infierno.

- vámonos, hay que salir de aqui de inmediato, miro la hora y eran las 0327 horas. Buscamos un refugio para dormir, los más jóvenes estaban cansados.

Llegamos a un pequeño kiosco con cabinas telefónicas, me aseguro de que todo esté bien serrado para que nada les pasara a aquellos sobrevivientes que había encontrado. Le digo a Nabila, vete a dormir, yo are guardia esta noche.

Ella se acuesta al lado de Selena, la niña la abraza con fuerza, Nabila espera a que ambos se duerman, y luego se levanta.

 - ¿estas bien?

- si, solo pienso.

- ¿hace cuanto haces esto?

- ¿hacer qué cosa?

 - Esto. De pelear con zombis.

- desde que tengo 21 años. Le respondí con suma seriedad mientras observaba las estrellas.

- ¿nunca te has muerto?

- si estuviera muerto, no estaría aqui, ¿no lo crees?

Se sienta a mi lado, y se abraza a si misma y me dice:

- perdí a todos los que más amaba, al menos los tengo a ellos dos.

Pequeñas lágrimas caen sobre su sucio rostro, la observo. Solo estaba asustada, le dije: ¿acaso tienes miedo?

-un poco.

 - ¿a Qué le temes?

-a la muerte, a esto, a lo que estamos viviendo. ¿tu no tienes miedo?

- no, yo ya estoy acostumbrado.

- cierto, peleas con zombis desde los veintiún años.

Agacha la cabeza y se quita el Yoki, y una larga cabellera de color castaño, llena mi visión. aun lo recuerdo.

tienes un bonito color de pelo.

- gracias, ¿es un cumplido?

Me dice con la cabeza aun agachada. y le tiro una indirecta diciéndole, acaso ¿tienes vergüenza de mi? que no me muestras tus ojos.

 -y para ¿que los quieres ver?

 - porque mi padre una vez dijo, los ojos de un hombre dicen mucho más que su discurso.

 - pero yo no soy un hombre.

- okey, si no me los quieres mostrar, allá tú.

aunque me hice el que no la miraría no podía evitarlo, sin darme cuenta ella levanta su mirada al cielo y dice.

- son hermosas.

 - ¿Qué cosa?

- las estrellas.

 La miro directamente a los ojos, luego ella me mira, eran de color verdes como el jade, su belleza era realmente extraña, era más hermosa que la propia luna. 

quiero decirle algo pero comienzo a tartamudear.

 - ¿qué pasa te encuentras bien?

- si.

eres realmente muy hermosa, tus ojos son realmente bellos.

se sonroja y mira hacia el suelo.

-gracias.

 Miro sus labios, y comienzo a tragar saliva, faltaba poco para que se me cayera la bába, mi respiración comienza a agitarse, y el corazón me late a mil por hora, había conocido a muchas mujeres, pero a nadie con su belleza. le hablo para que no se dé cuenta de que estaba muriéndome por besarla.

-¿eres descendiente de árabe?

- si, mi madre, en realidad ella es descendiente de musulmanes.

- y como es que siendo tan hermosa, no tienes pareja.

- Kennedy. ¿me estas coqueteando?

- claro que no, solo son preguntas.

- en realidad, mi padre era muy  celoso de mi, y por ser la más pequeña, jamás me dio la oportunidad de conocer el amor, con otra persona de mi sexo opuesto.

- no me daba cuenta pero, no podía dejar de mirarla, me era inevitable. comencé a acercarme lentamente para que no se espantara, ella me mira con sus ojos verdes que me dejaban loco, aquella mirada penetrante. me acerco para besar sus labios, pero ella se levanta y dice:

- creo que ya me iré a descansar.

 Se pone el yoki nuevamente, y se marcha hacia donde estaban sus sobrinos, miro como se aleja y me vuelvo a sentar, continuo haciendo guardia, pero me queda la imagen de sus ojos y de su suave cabello en mi mente.

son las 1037 horas y continuamos en búsqueda de más sobrevivientes, le pregunto a Selena por sus padres y amablemente Nabila le traduce para que pueda entenderme.

 - su madre está en alem con su hermana mas pequeñita que también se llama Nabila, se fueron un par de días para arreglar unos asuntos que tenia con su abuelo.

- ¿y porque no fueron con su madre?

- porque decidieron quedarse con mi madre, su abuela.

Alexander nos había perdido de vista, ya que se entretenía recogiendo los cartuchos de balas ya utilizadas.

desesperada, Nabila dice:

 - ¿y Alexander? ¿donde está?

-¿acaso no estaba siguiéndote?

de pronto escuchamos su grito desgarrador, corrimos hacia donde venia aquel pedido de auxilio. era aquel muchacho inquieto, se encontraba rodeado por un grupo de 5 o 7 zombis. Nabila grita su nombre,  toma su carabina y sin piedad comienza a disparar.

me uno para ayudarla, doy varias veces en el blanco la dulce Selena se cubre los oídos, no soporta el estruendoso ruido de las balas siendo disparadas.

Nabila le habla a su sobrino, el mueve la cabeza diciendo que si, mientras lo protege con su cuerpo acabamos con los últimos 2 que quedaban. enojado por lo sucedido le digo al muchachito desobediente:

eres tonto, ¡casi te matan!. por culpa de tus boberías gastamos municiones, mantente cerca de nosotros, esto no es un juego ¿entendiste?. ahora vámonos.

buscamos cada rincón, cada esquina, cada centímetro, pero nada hallamos, ningún otro sobreviviente. miro la hora y eran las 1700 horas.

le pregunto a Nabila por un helipuerto cercano de donde nos encontrábamos.

ella me señala un edificio dice que es el único con el que cuenta con un helipuerto, sin pensar el peligro que correríamos, entramos dentro de aquella estructura. llegando al último piso comienzo a oír la canción de los infectados. genial, buen momento y lugar para que aparecieran esos bastardos.

cierro la puerta pero sé que no soportara por mucho tiempo.  nos ubicamos cerca de la cornisa, miro hacia abajo y puedo percatarme de que comienzan a juntarse alrededor del edificio. pero Nabila me dice:

 - ¿cuanto dijiste que tardaría el helicóptero en llegar?

- mas tardar estarán aqui en media hora.

 - para ese momento ya estaremos muertos.

Me pongo a pensar y la miro por un momento, me pierdo mirando su piel blanca, pero la dulce Selena se percata de mi hazaña, me estira la remera y me regala una sonrisa. pero en ese momento revientan la puerta, son los infectados.

comienzo a disparar pero me quedo sin municiones demasiado pronto. tomo la carabina de Nabila y avanzo un poco para que diera mas resultado el impacto.

Nabila me grita diciéndome que me cubra, corro, abrazo a sus sobrinos y los protejo con mi cuerpo, ella viene hacia donde estábamos, nos mira y escupe 3 seguros de granada. fue un movimiento estúpido pero al menos ganamos 9 o 10 minutos más. continuamos disparando. las municiones se nos terminaron, ellos no nos dan tregua y continúan avanzando.

Nabila me mira y yo la miro a sus ojos verdes, se quita el yoki y me dice:

- si he de morir aqui, quisiera saber lo que es antes el beso de un muchacho.

Me estira de la remera en dirección a sus labios, la tomo del cuello, y la beso como nunca antes había besado a otra mujer.

de pronto siento un fuerte viento sobre nuestras cabezas, eran los helicópteros. tiran una escalera, primero suben los más jóvenes, luego Nabila y por ultimo yo. pero antes de subir le quito la ultima granada a Nabila y la arrojo. aun continuo en el edificio

ella me grita desesperada, pidiéndome que me suba a la escalera.

Tomo impulso y me arrojo, me agarro de la escalera y nos marchamos de aquel lugar infernal.

Una vez en tierra, me dice:

- creo que ya es hora de irse.

- la miro con ojos tristes, como pidiéndole que se quede. ella corta un mechón negro de su cabello y me lo obsequia. me guiña el ojo y se marcha con sus sobrinos, lo último que alcanzo a ver, es a ella subiéndose a una camioneta del BBSA.


Algún día espero volver a verla otra vez junto a Selena.