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miércoles, 29 de mayo de 2019

120 días - Una segunda oportunidad (Parte 4)


HISTORIA BASADA EN HECHOS REALES

"Si tuviera la oportunidad de encontrarte lo haría mucho antes de conocerte..."

Después de bloquearla en WhatsApp me preguntaba como ella estaría, como había reaccionado ante mi osadía, que pensaba. Las preguntas, preguntas de todo tipo me acechaban los pensamientos.
Me moría de ganas de hablarle, de mandarle mensajes, de decirle que la amaba, de acercarme a ella nuevamente, como fuera, aceptaría cualquier condición que me pusiera.
Me empecé a sentir solo, sentía un vacio en mi corazón, no podía ni concebía concentrarme en mis quehaceres cotidianos, recordaba nuestros mensajes, sus fotos. Recordaba lo coqueta que era, lo atrevida, lo lanzada que era Isabella, sus palabras, lo aventurada que era, no le importaba lo que pasaba mañana le importaba el ahora aprovechaba al máximo cada segundo sin desperdiciar nada. Me daba mucha confianza de hablar de todo, y luego me cortaba y me dejaba en el aire navegado en el espacio, me decía a mí mismo, sabe como elevarme y soltarme, sabe cómo tratarme, que mala es.
Lo supo hacer muy bien, me enamore como estúpido y en ese momento no estaba en comunicación con ella. Ambos estábamos ausentes uno del otro.
En el lapso de su ausencia en mi vida, me puse a recordar, reflexionar, calcular y pensar. En todo lo que me había dicho Isabella, como volver a estudiar, en como progresar y salir de esa vida estancada en la que me encontraba. Me puse a pensar como había superado todas sus batallas, sus guerras internas, sus pruebas. Era como un boomerang, todo había vuelto a mi cabeza, no podía huir ya de ella y de su belleza externa e internamente.
Estaba negado absolutamente todo, luego de haberme resistido, todas esas cosas regresaron con mucha más fuerza y no podía dejar de pensar en Isabella, de ahí en adelante ya no.
Pero aun tenía el numero de Raquel, quiero hacer un paréntesis, Raquel es la amiga de Isabella ambas viven en el mismo país, ambas se conocen.
En ese instante le escribí a Raquel, y me dije voy a preguntar por ella a ver como se encuentra, lo cual la conversación se resumió de la siguiente manera:
-Hola Raquel ¿cómo estás?
-Hola Ale, bien ¿y tú?, sabes estoy yendo a la iglesia.
-Oye quisiera saber cómo esta Isabella.
-Ah ella está, está bien.
-Ah ya, gracias. – ya para regresar de aquel suceso me sentí terrible, muy mal.
Me sentía una mierda por dentro, me decía a mí mismo, ya la deje escapar, ya se fue de mi vida y ahora empecé a hablar de ella.
No sé si Raquel alguna vez le dijo a Isabella pero, nuestra conversación, era hablar de Isabella todo el tiempo. Ya ni siquiera preguntaba cómo estaba Raquel iba al grano preguntar por Isabella.
Unas semanas habían pasado, e Isabella volvió a hablarme. La sentí muy rara y no era para menos, la sentía indiferente, y molesta, muy molesta, cambiada para ser mas explicito.
Comenzamos a hablar nuevamente y aquella paz, aquel amor había regresado como el calor regresa en cada verano.

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