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lunes, 30 de enero de 2012

Una Noche no muy agradable y menos para mi...



Fecha, 15 de noviembre. Año, 2004.
He estado 2 meses inactivo, es decir, nada de zombis, ni misiones, ni llamadas de Hunnigan, ni nada.
Son las 0230 horas y el sueño no llega a mí, por eso decido mirar un poco de televisión, pero al parecer no hay nada bueno que ver.
Apago y me quedo pensando por un momento en…nada. Comienzo a nadar en mis pensamientos, a ver si hallo algo bueno en que rebobinar y ocupar mí tiempo libre.
De la nada comienzo a reírme, con grandes carcajadas sacio un ataque ocasionado por no sé qué, lanzo un gran suspiro después de aquel ataque de felicidad ocasionado por una misteriosa razón.
Miro hacia mi derecha y mi arma de servicio reposaba en una mesa auxiliar, la tomo y comienzo a observarla detenidamente y cuan hermosa es, la observo cada detalle como si la estuviera viendo a ella.
Dejo mi arma sobre aquella mesa y voy por una cerveza. Jamás me había pasado de copas, ni había hecho nada estúpido. Pero ese día fue la primera vez y la ultima.
Iba por mi tercera cerveza y vuelvo a mirar mi arma, justamente tocan la puerta de mi departamento pero decido no atender. Comienzan a llamarme, no doy mucha importancia.
Tomo mi arma y coloco el cañón dentro de mi boca, con los ojos bien cerrados y a punto de dispararme, me comienza a temblar el pulso y comienzo a sudar frio.
En ese instante en el que iba a jalar el gatillo, Claire Redfield entra y me arrebata el arma de mis manos.
-¿Estás desquiciado o qué? ¿Qué intentabas hacer? –dice Claire en medio de un ataque de nervios.
No sabía que decirle, ni que responder solamente quede en silencio mientras me recalcaba las cosas.
-¿Qué haces aquí Claire?
-Chris me dijo que hace una semana lo llamaste para hablar con él, así que aquí estoy, en que puedo serte útil.
Una suave sonrisa invadió mi rostro de borracho, respondí con un tono burlón.
-¿tú…? Llame a tu hermano para hablar con él y vienes como su asesora. ¿Ahora Chris te tiene como su secretaria?
-no es tan así Leon. Lo que pasa es que Chris está muy ocupado con temas del BSAA.
-siéntate –le dije de una forma muy amable. -¿o, aun quieres crecer un poco más?
Ella me sonrió y le pedí cortésmente que me devolviera mi arma. La sonrisa de Claire había sido borrada de su rostro y respondió de la siguiente manera.
-¿quieres tu arma, no es así? Te la devolveré pero debes prometerme no hacer nada estúpido.
Me reí suavemente y le dije que si, ella me la devolvió, pero no me había percatado de que le había sacado todas las balas.
-estuviste muy desaparecido Kennedy. ¿Dónde estuviste todo este tiempo?
-solo puedo decirte que me han pasado muchas cosas. Un tanto maravillosas como trágicas, miles de cosas pero aun sigo vivo.
-¿aun? Estas bromeando. Cuando entre aquí estabas con tu arma en la boca, por poco y no lo cuentas. ¿En qué pensabas?
Quede en silencio por unos minutos y me detuve a reflexionar en qué diablos pensaba cuando tenía aquel cañón frio y solido en mis labios.
Observo mis manos y comienzan a temblar, Claire me pregunta que era lo que me sucedía.
El ponerme de pie basto para desmoronarme en el suelo, escucho a lo lejos la voz de Claire siendo que estaba al lado mío tratando de reanimarme.
El sueño vuelve a mí y comienzo a caer suavemente en los brazos de Morfeo, había caído en un  sueño más que profundo.
De pronto todo se puso oscuro, muy oscuro. Había caído en una especie de trance, aunque quería no podía despertarme, era como si mi cuerpo me obligara a dormir, siendo que mi espíritu no quería.
Sentía lo que hacían con mi cuerpo, sentía cuando me tocaban y cuando no. En ese instante siento como agujas penetraran mi piel, ¿será que estaba en un hospital? No estaba muy seguro de ello. Luego la piel comienza a quemarme en ese lugar en el que me habían pinchado.
La piel me arde como fuego, y una locura anormal llega a mis pensamientos, también sentía mucha hambre, pero no era un hambre normal sino que mis tripas podridas deseaban comer carne humana, era algo indescriptible, algo que no puedo describir con palabras. Las moscas volaban a mí alrededor, estaba pudriéndome, mi insoportable olor nauseabundo daba descripción de mis actos y de mi estatus.
Me despierto y miro mis manos, mi piel era blanca y mis venas saltaban con la sangre congelada me di cuenta de que ya no era mas quien yo creía que era, más bien era otro tipo de ser.
Quiero gritar pero no puedo al parecer tenía mi boca cocida con hilo encerado, después de este suceso me había dado cuenta de que todo era un espantoso sueño. Me despierto exaltado y gritando como un loco, observo a mí alrededor y me había quedado dormido, pude percatarme de que le había disparado a la televisión y en mis manos mi arma de servicio reposaba aun caliente y humeante por aquel tiro que había realizado de una forma intencional.
Me pongo de pie, para ver si era verdad de que Claire estaba dentro, pero aunque revise rincón por rincón no había nada. Comienzo a oír un extraño ruido proveniente de afuera, “me pareció haber escuchado la canción de los infectados”, me dije a mí mismo.
Me vestí y salí afuera para ver si mis sospechas eran ciertas. Al salir afuera mis ojos se llevaron una gran sorpresa, habían puesto el lugar en el que vivía en aislamiento, ya que al parecer se había ocasionado un pequeño brote de virus dentro del edificio.
Volví a ingresar dentro de mi habitación y observo por la ventana. Policías, bomberos, personal de las fuerzas armadas, custodiaban ese lugar infestado por el maldito virus, tome mi celular y llame a Hunnigan.
-Hunnigan, aquí, es Leon.
-[Leon, justamente iba a llamarte hay un brote de virus T en el edificio Sub 12 y te necesitan allí. Apropósito ¿no es ese mismo edificio en el que tú resides?]
- si es el mismo, y estoy adentro.
-[¿en qué piso te encuentras Leon?]
-en el cuarto piso.
-[okey, solo quiero informarte que la mayor concentración de infectados se encuentra en el tercer y segundo piso]
-lo tendré presente Hunnigan. Hasta luego.
Salí nuevamente afuera y comencé a caminar en dirección al ascensor, pero un extraño ruido altera mis sentidos, asi que me volteo rápidamente y apunto hacia un oscuro pasillo, pero una niña sale desde aquel lugar tenebroso. Con sangre en su rostro, y temblando por el miedo, comienza a lagrimear, vuelvo a guardar mi arma y con suma cautela me acerco para no asustarla.
-¿estás bien? ¿Cómo te llamas?
-Nahara…
Guardo silencio por algunos minutos y le digo,
-bueno Nahara ¿quieres salir de aquí?
-si,
-bueno, ven conmigo.
La niña me toma de la mano y curioso le pregunto.
-¿tu mamá, donde está?
-no lo sé.
-está bien, salgamos de aqui. Agárrate fuerte de mi cuello.
Alzo a la niña con un brazo y con el otro desfundo mi arma ya que íbamos hacia el tercer piso.
Al abrirse el ascensor apunto hacia todos lados pero no hay nada, camino con prudencia y no observo ningún infectado, pero en ese mismo instante aparece uno detrás de mí, le vuelo la cabeza de un tiro.
Vuelvo a mirar hacia el frente y de la nada comienzan a aparecer un gran grupo de infectados, diría que eran aproximadamente entre 23 o 37.
Mis disparos son certeros, infalibles y diestros; quería salir con vida de ese lugar. Oculto a la niña en una pequeña habitación en donde eran guardados los utensilios para limpiar el edificio y le digo.
-quédate aquí, no te muevas. Prometo venir luego por ti, ¿okey?
La muchachita mueve la cabeza y continúo disparando pero las municiones no me son suficientes, ellos son muchos asi que comienzo a dar duros golpes a sus rostros babosos y sedientos por mi carne.
Los malditos empiezan a rodearme y comienzo a abrirme paso con mi arma, las balas se me han terminado, saco mi otra arma de reserva y termino con los últimos que quedan.
Bajo al segundo piso, ni bien se abre el ascensor algunos infectados intentan entrar. Concentro toda mi fuerza en mis piernas y fuertes golpes le doy en sus semblantes, comienzo a disparar, no podía creer, jamás mi puntería había sido tan excelente.
Subo nuevamente al ascensor y voy por Nahara, la levanto y bajo junto a ella al segundo piso a ver si había otro sobreviviente, pero no hallo rastro alguno.
Luego bajamos al primero, tampoco hay nada y finalmente llegamos a la planta baja, al abrirse el ascensor un zombi entra junto con nosotros, sus manos querían tomarme a toda prisa, pero trepo junto con la niña las paredes del ascensor.
-cúbrete Nahara. – y con un certero disparo, le doy en medio de los ojos, la sangre de aquel infeccioso ser salta en dirección a mis facciones. Salto nuevamente y salgo junto a la niña.
El oficial de brigada me extiende la mano para felicitarme, y paso a su lado sin dar cuenta al saludo. El hombre queda con su hipócrita sonrisa y su mano extendida en suspenso, cojo una toalla mojada que me ofrece un oficial y me seco la cara. El jefe viene a hablarme y solo digo,
-¿por qué no mando a sus hombres adentro?, temía a que se rompiera una uña señor.
-que insolencia es esa Kennedy.
-por poco y no salgo vivo de esa situación.
-señor Kennedy, esperábamos ordenes.
-¿ordenes? Métase sus ordenes en el…
-Kennedy… -dice Chris llamándome.
-¿Chris? ¿Qué haces aquí, vienes con el BSAA?
-si, venimos a limpiar el lugar. ¿Tú que me cuentas?
-nada, solo estaba con mi linaje hace un par de minutos.
Chris lanza una carcajada, y me dice,
-¿sobrevivientes?
-solo uno. Aquella niña.
-bien hecho Kennedy.
-gracias.
Mi cuerpo queda en estado de suspensión por 10 minutos y comienza a rebobinar, pienso.
“creo que tendré que buscar otro lugar en el que vivir”. Observo a lo alto y veo que en mi habitación están disparando y nuevamente recalco.
“definitivamente, debo encontrar otro lugar.”

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