
Fecha, 5 de septiembre. Año 2004.
Hoy no es un buen día, me encuentro observando una lapida por unos segundos y recuerdo cuan dura es la vida en todos los aspectos.
Me inclino hacia ese lugar melancólico, lleno de tristeza y recuerdos, y coloco un ramo de rosas rojas para hacer de ese lugar espantoso, una parte más viva. Mi teléfono móvil suena, lo atiendo.
-¿hola?
-¿es Leon Kennedy?
- el que viste y calza. ¿Quién quiere saberlo?
-soy el agente Marcos Túffor. Le hablo desde la sede de Miami, y solicitamos su presencia aquí en nuestro distrito, cuando antes, mejor.
-¿algún caso en especial?
-asi es, pero preferimos informarle cuando este aquí, ya le hemos informado a su superior, y fue este quien nos ha dado su número telefónico.
-okey, me pongo en camino. Corto el teléfono y observo una vez más la lapida y su descripción. “Nabila Nahara Gozzoli. 1984-2004. Te extrañaremos. Que en paz descanse.”
Me retiro del lugar, y me dirijo a mi departamento. Al ingresar siento un vacio tormentoso, tomo alguna que otra prenda y la coloco en un bolso. Voy al baño y me miro en el espejo, la expresión de mi rostro no es la más amigable. Mi mirada esta abatida, mojo mi rostro con pequeñas zambullidas de agua y en parte mojo mi cabello.
Vuelvo a mirarme en aquel vidrio plasmado sobre la pared y me quito la prenda de la parte de arriba. Miro a mi derecha y observo por 10 segundos la ducha.
Ingreso para darme un baño refrescante, para quitarme toda la tensión. Abro el grifo y sentir las primeras gotas de agua escurrirse por mi piel es una sensación única, me detengo por un momento a pensar en ella. Aun no puedo digerir el hecho de que este muerta, pequeños pedazos de tristeza brotan por mis lagrimales, mientras el agua los escurre y los hace invisibles, mi cuerpo cae desanimado por aquel desconsuelo, me recuesto contra la pared del baño. Me encuentro desnudo y solo. Una vez más.
Las horas pasan, y me encuentro en Miami Beach, llegando hacia el lugar que me habían indicado.
Al llegar un hombre de grandes facciones me saluda cortésmente.
-señor Kennedy, es un gusto. Realmente un placer tenerlo aquí, hemos oído hablar mucho de usted y de su excelente reputación en Washington, espero no nos decepcione.
-mucho gusto señor…
-Marcos Túffor, fui yo quien lo llamó.
- cierto, para que puedo serle útil.
- sucede que al parecer, se ha ocasionado un pequeño brote de virus en uno de los centros comerciales más importantes de Miami, y ha dejado un gran número de víctimas. Su experiencia con este tipo de criaturas infernales, y por su profesionalismo, decidimos llamarlo a usted.
-¿Cómo fue ocasionado todo?
-Al parecer una persona a un no identificada, de aspecto medio, sexo masculino, de aproximadamente unos 27 o 28 años de edad. Fue la causante de esta situación, arrojando una bomba, en la parte central de este edificio, al parecer este individuo sabía muy bien lo que hacía porque traía consigo una máscara de gas. Las cámaras de seguridad captaron algunas imágenes.
El agente Túffor me enseña el video de una de las cámaras de seguridad, por la descripción y complementando con las imágenes del video, sabía muy bien quién era, se trataba de Hunk Death, el sicario de Wesker. Que al final hacia un gesto bastante grosero con el dedo medio. Le explico al agente.
-conozco a este hombre su nombre es Hunk Death y es uno de los hombres más buscados por la CIA, la INTERPOL y el BSAA. Bien como puede ver esa bomba que trae consigo, es una nueva forma de esparcir el virus T, sin hacerse muchas complicaciones. Los bioterroristas han creado este artefacto que hace efecto en 10 o 15 minutos, y ya comienzan a recorrer en el mercado negro.
-perfecto señor Kennedy, usted junto con 15 hom…
-discúlpeme que lo interrumpa Túffor pero, no quisiera llevar muchos hombres, si es que vamos a limpiar ese lugar. Me gustaría llevar a los mas agiles y capacitados para este tipo de misión.
-perfecto señor Kennedy, el experto aquí es usted asi que, comencemos cuanto antes.
Nos dirigimos hacia donde el agente Marcos Túffor tenía a sus mejores hombres y me dice.
-estos hombres que ve aquí, son los mejores que tengo.
Todos ellos eran, robustos, con buen físico. Pero no eran lo que yo exactamente quería, asi que le dije al agente Túffor.
-Marcos ¿estos son tus hombres?
-si, ellos son los mejores.
-solo una cosa quiero decir, para estos casos, la mente sobrepasa a la fuerza. Noto que un muchacho estaba viendo el mapa de las instalaciones de aquella estructura y le digo,
-oye tú muchacho, ¿Cómo te llamas?
-Joseph señor.
-Joseph ¿no? Vendrás conmigo, asi que alístate.
-pero Kennedy el no…
-acaso no había dicho que yo era el experto. Por favor Marcos, deje que haga mi trabajo.
El hombre me miro con cierto resentimiento, y elegí a dos hombres más y marchamos hacia el centro comercial.
Sabía bien que los dos últimos no eran capacitados, pero el decirle a Túffor que sus mejores hombres no eran del todo mejores seria una deshonra para él.
Asi que les dije, bien vamos a entrar manténganse juntos no se separen, ni me pierdan de vista, ¿okey?
Uno de los hombres de Túffor al parecer no me hacía mucho caso estaba distraído observando cuan oscuro estaba ahí dentro asi que le dije,
-¿tiene miedo soldado? Porque si lo tiene, puede volver junto a su mami.
-no señor. Me respondió con certeza, asi que recalqué,
-pues es mejor que lo tenga, porque esto es peor que el infierno. Asi que no vaya a cagarse en los pantalones ¿oyó?
Cuando ingresamos, estaba todo muy quieto. Le hice señas a Joseph para que se adelantara y me cubriera, el chico lo hacía bien, me hacia recordar a Carter.
Comenzamos a adentrarnos más hacia el interior, pero les ordene que se detuvieran. Había oído esa mierda de canción y no era precisamente AC/DC.
Empezó a oírse más fuerte, al parecer era más de lo que esperábamos, me acerco solo un poco y alumbro con la linterna, me percato de un reflejo rojo en los ojos de un civil infectado. Comenzamos a retroceder y cuando están a una distancia favorable, varios infectados fueron apareciendo, pero los fui dejando tirados en el suelo, con un único y seguro balazo en la cabeza. Pero al parecer los soldados no entendían el concepto de darle a la cabeza y en medio de la balacera dije,
-a la cabeza denle a la cabeza.
El muchacho entendió lo que le dije pero al parecer los otros dos no habían entendido el concepto.
A medida que disparábamos, avanzábamos con pequeños y cortos pasos. Solo quedaba 4 o 5 asi que mientras disparaba, le saco la cabeza al último infectado de una patada y les digo a los soldados que venían conmigo mientas recargaba mi arma,
-a esto me refiero con agilidad.
Me acerco un poco molesto a uno de aquellos soldados ineptos y le apunto el cañón de mi arma a la cabeza y le digo,
-este es el lugar al que tiene que disparar soldado, ¿no sé si me entiende? Si no lo hace solo gastara municiones y tiempo.
-si señor lo comprendí.
-perfecto, me gusta que las cosas queden en claro.
Habían pasado dos horas y continuamos con nuestro recorrido, no me había percatado pero uno de los soldados nos perdió de vista porque estaba recargando su arma. El muchacho se acerca a mí y me dice,
-señor Ashton no está.
-a que se refiere con que no está.
-no está señor, dejo de seguirnos hace unos minutos.
De pronto oímos una gran balacera, y nos dirigimos allí. Era ese soldado Ashton, rodeado por una gran cantidad de muertos vivientes, disparaba a todos lados en su desesperación por sobrevivir.
Aunque lo ayudábamos comenzaron a concentrarse más zombis en el lugar, era inútil que continuáramos disparando, ya se lo estaban comiendo vivo. Lo último que oigo son sus gritos plañideros y desgarradores de auxilio.
Comenzamos a alejarnos y notamos como pedazos humanos de aquel soldado vuelan por doquier, nos alejamos tanto como podemos los infectados comienzan a seguirnos, comenzamos a correr, pero el otro soldado va quedándose atrás y su torpeza no puede ser aún mayor, que se tropieza con un miembro humano y cae al suelo, y para su mala suerte se dobla el tobillo.
Esto es una reflexión personal,… digo, para que tantos músculos si a los dos pasos te quiebras un hueso como una rosa su espina. No es el caso de Chris Redfield, él tiene músculos y sabe cómo usarlos.
Maldición ahora corríamos por nuestras vidas en vez de terminar la maldita misión. Tomo al soldado y coloco su mano en mi hombro, lo ayudo a pararse. Cazo mi arma y comienzo a dar disparos más que certeros, el muchacho se une a mí con su MP15 calibre 22.
Acabamos con los últimos zombis que quedaban en pie y nos resguardamos en una farmacia. Le digo al soldado, esto te dolerá un poco, cuenta hasta tres y te acomodare el tobillo.
El joven comienza a contar, cuando iba por el numero dos logro poner su hueso en el lugar. Me dice un poco enfadado mientras le vendaba.
-acaso no dijo que era hasta tres.
-ya deja de llorar, creo que con eso bastará ¿puedes caminar?
-creo que si, gracias señor.
El muchacho Joseph, rosa con un aerosol la pierna de su compañero y este muy grosero le dice,
-ya déjame tonto, no vez que estoy bien. Miro de reojo al chico y a aquel soldado, no le digo nada solamente me trago mis palabras.
Tomo mi intercomunicador y llamo a Hunnigan,
-Hunnigan, aquí, es Leon… ¿tienes mi ubicación?
-[Si Leon, es bueno que sigas con vida después de mucho tiempo sin verte. Te tengo en el radar.]
-Dime cuanto es el porcentaje de número de infectados.
-[el valor aproximado es de 37%. ¿Necesitas ref…]
Corto la llamada sin ni siquiera despedirme de ella, es posible que se enfade pero no me importa, estaba muy concentrado en lo que hacía y no me podía detener a charlar.
Eso era bueno, faltaba poco para terminar de limpiar la zona, asi que continuamos avanzando. Recorrimos el centro comercial completamente pero no hallábamos ese 37 % restante. Llame nuevamente a Hunnigan.
-Hunnigan, es Leon.
-[¿Leon se ha cortado la comunicación hace unos minutos?]
-asi parece.
-[¿acaso me llamas nuevamente para salir juntos?]
-creo que no, llamaba para hacerte una consulta. Hace unos minutos me informaste que aún queda 37% restante en números de infectados. Precisamente, ¿Cuál es su ubicación?
-[están acercándose rápido Leon.]
-¿Qué? ¿Pero cuál es su posición exacta?
-[están justo tras de ti]
Volteo lentamente y observo, gran sorpresa se llevaron mis ojos. Una horda de zombis avanzaban lentamente, nos empezaron a cerrar las salidas, diría que eran aproximadamente entre 70 u 87 infectados. Pensé que ahí estábamos muertos, pero como habían pasado aproximadamente más del tiempo previsto como habíamos quedado con el agente Marcos Túffor, decidió enviar al Equipo Alpha con Chris Redfield a cargo.
También comenzamos a disparar contra ellos, para sentirnos útiles y no depender solo de Chris y sus hombres.
Cuando finalmente termino todo, le hice un saludo cordial a Redfield y este remato diciendo,
-¿en qué andas Kennedy? Metiéndote en líos de nuevo.
-creo que tienes razón.
Había salido ileso de aquel suceso, el salir afuera y sentir el aire fresco chocar con mi piel, y el deshacerme de ese lugar a muerte fue un gran alivio para mí.
A lo lejos un helicóptero esperaba para llevarme nuevamente a Nueva York.
-¿Ya te vas?, me dice Redfield con un tono sarcástico.
-asi parece. Solo deseo llegar a mi casa y sacarme este hedor a muerte que tengo impregnado en la piel.
Me saluda de una forma militarizada como en los viejos tiempos y me dirijo al helicóptero.
Mañana será otro día, solo espero que sea normal y por fin tomarme un descanso.
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