Datos de la Escritora: "Quisiera dar las gracias a la autora original en conjunto por haberme cedido su obra M.I (Coloco sus iniciales por una cuestión de protección de su identidad), muchas gracias."
Aurora de tan solo 30 años, vivió en un pequeño
pueblito de Italia, llamado La Toscana. Una profesional célebre, graduada a los
25 años y verla convertirse en una abogada de renombre, es un orgullo contar su
historia.
Ciertamente nadie sabe lo que ha vivido
antes de llegar a su meta tan añorada, podemos decir que ha llevado un pasado
bastante complejo. La mayoría de las personas dicen: ¿Qué es para ti la vida? ¿Acaso te
imaginas a tu corta edad lo que es? Podríamos pasar toda esta narración
exponiendo los interrogantes, pero he aquí les voy a contar.
No recuerdo el día en que la conocí, y
allí estaba, sentada bajo un hermoso árbol de olivo con un pañuelo en la cabeza
sobre en una silla de ruedas, habíamos hablado un par de veces, yo era nada mas
que un simple enfermero, un día me llamo para que la acompañase porque sentía
que su tiempo llegaba al fin.
-Mauricio, déjame contarte algo. De muy joven, con
tan solo 5 años, mi vida cambio bruscamente dándome golpes muy duros, deje de
ser una niña frágil la cual jugaba con muñecas para convertirme en una adulta
precoz, sinceramente, no entendía nada. Repentinamente nos tuvimos que ir a la
casa de un pariente, mi mamá había enfermado y debió viajar para realizar su
tratamiento; sufría del corazón. Deje la escuela por varios días, cosa que
echaba de menos, éramos mis 2 hermanas y yo orando a Dios para que nuestra mamá
volviera con nosotros.
Hizo una breve pausa y llenándose aquellos ojos
negros de lágrimas prosiguió.
-No terminaba de entender porque aquella persona nos
hacía levantar a las 6 de la mañana para realizar las tareas domésticas y no
dejarnos ir a la escuela. Pasó el tiempo, un hermoso día soleado sollozando y
barriendo con una escoba de paja pedía que mi madre se sanara y estuviera con
nosotros. Fue algo increíble, fue como si todas mis oraciones habían sido
contestadas en un solo instante, escuche un silbido y mi nombre. Y ahí estaba
ella, con su hermoso cabello radiante como siempre. Mi madre.
-Volviste. –le dije, en ese momento la abracé con
todas mis fuerzas hasta lograr escuchar su corazón y ese perfume angelical
irremplazable. Tiempo después se repetiría
la misma historia.
Ese día, caluroso por cierto, salía de mi casa para
ir a la escuela cuando estaba llegando a la puerta suena el teléfono, quede
inmóvil, con un nudo en la garganta, era mi padre lo llevaron de urgencia al
hospital porque había sufrido un pre-infarto. Estuvo varios días internado
hasta su recuperación. Nuevamente debí volverme fuerte para levantar los brazos
de mi madre y hermanas.
Bebió un poco de agua pues su garganta y aquellos
labios rojos se secaban, ante los acontecimientos que relataba con la voz entre
cortada, nuevamente prosiguió.
-Después de tantos infortunios. Seguí adelante, me gradué
de preparatoria y entre a la universidad logrando obtener mi titulo de Abogada.
Había comenzado a trabajar como asistente de otra abogada, al principio estaba
feliz porque había logrado mi sueño, obteniendo experiencia y conociendo el
mundo laboral, tiempo después en mi trabajo las complicaciones llegaron. Me
volví adicta al mismo y eso lamentablemente repercutió en mi salud.
La verdad no me había dado cuenta solo sabía que todos
mis alimentos, mi cuerpo los rechazaba pero eso no era impedimento, seguía con
esa misma pasión, no existía familia, amigos, compañeros, salidas de ocio,
solamente trabajo en donde descansaba 5 horas al día. –Concluyó, y la lleve a
su habitación sin decir palabra alguna.
Hace un año
entro a la clínica de oncología, la enfermedad había avanzado violentamente,
quien imaginaria que a los 29 años de su vida pasaría por otra situación más.
Los profesionales le diagnosticaron cáncer de
hígado, le sugirieron quimioterapia o trasplante. Ese día había estado ahí, ella
con su sonrisa radiante dijo que lucharía cada día como si fuera el último. En
este largo camino le toco caminar junto a su familia; varios meses de días
soleados y grises. El cáncer había hecho metástasis, ya no había nada que
hacer, solo esperar.
Poco tiempo de cumplir sus 30 años y en la cama de
aquella clínica, un día gris, su lucha termino, a pesar de todos sus obstáculos
ejerció su profesión. Fue una exitosa Abogada muy reconocida por su labor. Pero
el cáncer la arrastro hasta una cama de hospital, su cuerpo físico dejo de
existir en ese atardecer esplendido que olía a jazmines. Su fragancia quedo
como ejemplo de lucha hasta ese último día.
Tocando su almohada aun recordando sus charlas,
susurre al vacio lúgubre de aquella habitación.
-Tú lucha término, ahora descansa, Aurora. –abriendo
el cajón de mesita de noche, aun permanecía su libro favorito, “Matando a un
ruiseñor”, y dentro del mismo una pequeña frase:
-
Mauricio, si encuentras
estas palabras y caen lágrimas de tus ojos, déjame decirte “Que no hay mejor
batalla para aquel valiente que no ha dejado de luchar”; “Solo piensa en las
cosas felices y veras que todo dolor desaparece”. No dejes de luchar por tus
sueños. Vive el momento como si fuera el último. Tú amiga
Aurora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario