

Me encuentro junto al equipo SODI de la unidad especial de las FARC en Colombia-Bogotá. Al parecer ha surgido de las cenizas de Tricell una nueva compañía llamada ARTIMUS, que está dirigida, al igual que Umbrella y sus adyacentes, a la creación de armas bioorgánicas para ser vendidas en el mercado negro.
Ingresamos a lo que parecía ser la entrada principal de aquel gran edificio y en mis manos porto una orden de arresto al director de aquella compañía farmacéutica, cuyo nombre es Fricsen Fernando. En el que se sospechaba que se hacían experimentos clandestinos con seres humanos al igual que Umbrella, WilPharma y Tricell.
Guardias que custodian el ingreso a las instalaciones detienen mi andar.
-¿Qué necesita? –se dirige a mi uno de los guardias con suma rebeldía y soberbia.
Sin decir ninguna sola palabra enseño la orden de arresto y con una mirada fija y fría le digo:
-ordenes directas.
Me dirijo junto al equipo de las FARC para ingresar a las instalaciones de ARTIMUS, nos dividimos en tres grupos y nos pusimos en marcha para dar al fin con el maldito. `
Pero no nos habíamos dado cuenta de que los guardias ya habían dado aviso a Fricsen.
Cuando nos encontramos en el salón de conferencias, dije al equipo SODI para separarnos y reencontrarnos en ese mismo lugar, realmente fue la decisión más estúpida que había tomado. El edificio era grande y era un trabajo fácil, arrestarlo y salir, pero se había complicado, el mal nacido de Fricsen no dejaría que lo arrestáramos fácilmente.
Tenía ese presentimiento de que algo andaba mal, que el grupo debió permanecer unido pero ya era tarde todos empezaron a recorrer el lugar, y mis sospechas eran certeras. Fricsen había soltado a sus mascotas para que él tuviera la oportunidad de escapar, pero no le iba a dar el gusto.
Pasamos por un corredor y el jardín, me hizo recordar al mismo que el de WilPharma, que irónico me dije a mí mismo. De pronto un gruñido proveniente de la cámara de esterilización, hizo mantenernos alerta.
Era esa sensación de miedo pero a la vez, por mis venas recorría una gran cantidad de adrenalina, pero a pesar de mi experiencia, parecía que sería mi primera misión mantuve mi mirada fija a la entrada de aquella habitación.
Cuando iba a abrir la puerta, las luces se apagaron y minutos después las luces de emergencia se habían encendido, mis sentidos estaban al 100%.
Por los altavoces oímos a la computadora decir: “Peligro, Peligro. Se ha detectado una sepa letal de virus en el edificio. Por favor abandone las instalaciones, pronto se tomaran las medidas de seguridad correspondientes.”
Mierda, me dije a mi mismo, algo está ocurriendo y no me da muy buena espina ya que si le pasaba algo al equipo SODI el responsable seria yo.
-Escuchen –dije al grupo que estaba conmigo- parece que Fricsen no quiere venir a su nuevo hogar junto a nosotros, terminemos esto cuanto antes y luego busquemos a los demás, ¿alguien tiene comunicador? Rápidamente me facilitaron uno y me comunique con uno de los grupos.
-Oficial ¿dígame su ubicación?
-Señor, estamos en la oficina de archivos permanentes. ¿Ocurre algo, Señor?
-si al parecer, Fricsen ha roto el protocolo de seguridad asi que si ven un infectado no dude en abrir fuego, ¡es una orden! avise al resto de sus compañeros y al grupo tres, nos vemos afuera de las instalaciones.
-si, señor. Corto y cierro.
Seguido ese acto decidimos entrar a la cámara de esterilización, ingresamos y 4 perros infectados con el virus que había conocido en Raccoon City, altero mis nervios.
-¡ABRAN FUEGO! –dije a los miembros de las FARC que se encontraban conmigo.
Eso había sido fácil y proseguimos al Laboratorio central, al parecer uno de los grupos ya había pasado por ahí pero en ese mismo instante en el que recorríamos y veía unos papeles en el suelo comienzo a escuchar aquella canción que tanto martirizaba mis pensamientos y con la que soñaba todas las noches, “la canción de los infectados”. Al parecer era un grupo numeroso de infectados porque cada vez se oía mas y mas fuerte.
Volteo rápidamente, miro por la ventana y noto que un infectado babeaba y a la vez me gruñía dándome a saber que mi piel y el aroma de mi transpiración era ese platillo tan apetitoso que tanto ansiaba.
-¡señor, mire!
Observo y una gran multitud de infectados que se acumulaba en la ventana y en la puerta, comenzamos a retroceder y abrí fuego contra ellos, el grupo me acompaño en aquella hazaña pero eran demasiados asi que retrocedimos hacia la cámara criogénica estábamos rodeados, y no teníamos escapatoria, me dije a mi mismo, nunca pensé que moriría de una manera tan vil.
Aunque continuábamos disparando, era inútil seguir disparando ya estábamos muertos, pero oigo que comienzan a tirar aun mas pero ese estruendoso ruido venía detrás del aquel numeroso grupo de infectados, pero cuando finalmente todos aquellos plagados con el virus T cayeron, finalmente vi la imagen de mi salvador, conocía aquella figura. Se acerco lentamente y lo reconocí, era Marcelo Carter.
-¿Carter?
-Metiéndote en problemas de nuevo Kennedy. ¿En qué problema te has metido esta vez?
-estoy detrás de Fernando Fricsen.
-¿ese loco?
-¿Qué sabes de él?
-es un maniático que quiere, al igual que Albert, revivir a la ya abatida Umbrella. No tengo donde ir puedo acompañarte.
-Claro chico, vamos.
Nos retiramos de ahí y pasamos directamente a la sala de pruebas, mientras fuera del edificio nos esperaban los demás miembros del grupo, camino hacia el salón de la presidencia en donde suponíamos que se encontraba Fernando, Carter me dice:
-ya vuelvo me olvide de algo…
-aguarda Carter…, Carter…
Ese muchacho era muy escurridizo sabia meterse en problemas y salir de ellos con suma facilidad. Continuamos la marcha y abrí la puerta de la presidencia, en el sillón con suma tranquilidad aguardaba Fernando Fricsen y en la mano un vaso de whisky.
-¡¡¡Fricsen, estás arrestado!!!
-el famoso agente Leon Kennedy. Sabes, sé que has venido por mí, lo presentí.
Se puso de pie dejo su vaso de whisky sobre la mesa, mi grupo lo apunto para que no atentara contra mí.
-diles a esos estúpidos que bajen sus armas no hare nada.
Les di la señal y bajaron sus armas tal como Fricsen quiso.
-¿Qué quieres? –dije muy serio pero a la vez enojado.
Saco de su bolsillo algo parecido a un radio y me dijo:
-¿aun recuerdas lo sucedido en Raccoon City?
-lo recuerdo como si hubiese sido ayer.
-ves este botón rojo, al presionarlo sucederá lo mismo, ¿no crees que es divertido?
-¿te parece divertido lanzar un virus letal en una civilización?
-si…
-¡¡¡estás loco!!!
De pronto por otra entrada que daba la presidencia con la cámara de aislamiento, sale Carter y dice:
-¡oye Fricsen!
Cuando Fernando voltea este le dispara en la mano haciéndole un orificio en la palma y poniéndole fin al aparato. Le hago señales a uno de los oficiales de las FARC y este por fin da arresto a Fernando Fricsen.
Al salir afuera, le digo a Carter.
- no tengo como agradecerte el haber salvado mi pellejo una vez más.
-solamente dame 50.000 dólares y tu deuda sera saldada.
Rio suavemente.
-te lo digo enserio Kennedy.
-no has pensado en trabajar para una organización en contra del bioterrorismo.
-no, me va bien como Mercenario… bueno creo que ya me voy, hasta pronto Kennedy.
Es un buen muchacho, sería una buena experiencia tenerlo como compañero algún día.
¿Aguarden? ¿50.000 dólares? creo que eso es demasiado…
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