Cierro el placar sin decir nada, y dejo que mi
imaginación infantil y podrida imagine cosas puercas como es debido.
Siento
celos y decepción, rabia y tristeza. Todo este tiempo estaba seduciéndome,
pensaba mientras mordía mis labios por dentro.
-¿y
si me tiro de nuevo al rio Estigia? No, mejor no. –observo por la ventana y
Hades volvía de su “reunión” y veo que entra a prisa a la casa. Tomo mi libro
rápidamente limpio la mesa, y me hago la que sigo leyendo.
-¿Leonor?
–abre la puerta. Lo miro con los labios apretados y mordiéndolos por dentro.
-Aun estas aquí.
-sí,
si quieres me largo para que te puedas revolcar a tu antojo con una de tus
ninfas.
-¿Quee?
–me tapo la boca con ambas manos y lo miro apenada.
-Lo
lamento, lo siento de verdad, no sé lo que dije. Perdóname. –quedo viendo su
cabello, con la boca entre abierta. – ¿te cortaste el cabello?
-así
es. –se vuelve a sonreír de costado. -¿te gusta? –asiento con la cabeza.
-sí,
te queda muy bonito. –me queda viendo a los ojos.
-¿como
sigue tu herida?
-creo
que esta sanando.
-es
buena noticia.
-oye
Hades, este es tu cuarto verdad.
-así
es.
-es
el único que tienes. –se queda callado por un momento.
-si…
-levanto una ceja.
-tienes
esta casa enorme y solo tienes este cuarto.
-así
es. Lo que ocurre es que las demás habitaciones son una ilusión para que te
pierdas en ella, sabía que si te despertaras la primera vez intentarías
escapar, así que la hice como un laberinto. –toma el libro entre sus manos. –y
este, ¿es tu libro favorito?
-sí.
–se lo quito rápidamente de sus manos. –sí, y no me gusta que lo toquen. –me
dirijo a la cama para recostarme. -¿Cómo volveré a la tierra?
-Caronte
te llevara.
-¿y
cuándo será eso? –Hades mira hacia a un lado.
-ya
te lo dije, cuando te recuperes.
-pero
estoy bien, ya puedo irme.
-s…Si
pero…
-es
que en la tierra tengo a mis amigos, a mi padre. Tengo la escuela que aunque
apesta es bonita.
-y
a James ¿no?
-¿James?
–se sonríe y baja la mirada.
-sí,
James. El joven al que miras obsesionada.
-¿se
llama James? –asienta con la cabeza. -¡Oh por Dios! Ya se su nombre. Lo había
olvidado por completo al chico del porche negro. –sonrío con cara de idiota pensando
en él. Hades levanta una ceja totalmente serio. – ¿entonces ya puedo irme?
-así
es.
-¡Pues
vamos, que esperas!
-Leonor
yo…
-¿sí?
–se para frente a mí y me toma ambas manos mirándome fijamente a los ojos.
-Yo…
-mira mis labios y ese silencio incomodo se hace nuevamente presente, lame sus
labios que se secan por la brisa de su misma respiración. –Yo te llevo al
puerto.
Llegamos
al puerto y baja Hades el auto y me ayuda a bajar como el caballero que es nos
paramos frente a las aguas del rio Estigia frente a frente.
-Solo
queda agradecerte.
-No
hay de qué. No olvides tu libro. –lo hace aparecer en sus manos. Lanzo una
sonrisa y lo tomo.
-claro
que no. –me da una moneda.
-lánzala
al agua y Caronte te llevara a casa. Adiós. –se va caminando, pero se detiene y
vuelve a donde estoy. –Perdóname por lo que hare. –me besa sin medir palabras, tomándome
del rostro. Lo abrazo parándome de puntitas y correspondo a su beso, y hundo mi
dedos entre sus cabello negro. Nos besamos por unos 20 minutos y vuelve al
auto, retrocede y se marcha sin decir ni una sola palabra.
Mientras
observo cómo se va, toco mis labios y suspiro hondo viendo el rio, arrojando la
moneda y diviso a lo lejos al barquero Caronte. Hades para a unos metros y
observa por el espejo retrovisor como subo al barco, se baja del auto sin
importar que lo vea.
-Leonor…
Leonoooorrr… -pero el barco se aleja tanto que no puedo oírlo, corre al puerto.
Y cae rendido al suelo de rodillas. –Perse… -susurra al viento.
El
barquero para frente al otro puerto, me bajo sin decir nada y veo una cueva
profunda, y comienzo a caminar adentrándome en ella, y al final veo una luz
incandescente que enceguece mi mirar. Cruzo aquel umbral y salgo frente a mi
casa. Me volteo a ver si aun estaba aquella cueva pero ya no había más nada.
Corro
a mi casa y toco la puerta, mi padre la abre con sus ojos empañados en lágrimas
y me abraza con fuerza.
-Cariño,
hija mía. Pensé que te había perdido.
-papá
te extrañe muchísimo. –lloro en su hombro. –papito querido.
Hades
mira el reflejo de lo que acontecía en mi casa con mi padre en una fuente donde
podía ver lo que hacía cada humano. Sus pelos completamente despeinados, con
una botella de whisky en la otra mano golpea el agua y bebe un poco más para
luego arrojarla contra la pared.
-¡¡MI
PERSÉFONE!! –con su corazón destrozado por el abandono que había ocasionado en
su vida, se da a la bebida. –maldita sea mi suerte. –se deja caer en el suelo.
Los
días fueron transcurriendo con normalidad para mí, había vuelto a la escuela,
veía a James y la rutina comenzó a regresar, pero estaba feliz de ello.
Una
noche mientras dormía comencé a soñar nuevamente pero este no era un sueño como
lo demás era aun mucho más raro. Comencé a soñar con Hades y los momentos que
habíamos pasado juntos, era como una película que avanzaba rápido y al final
veía oscuridad y el susurro de Hades al viento “Perse…”, y sentía que volvía a
caer al rio Estigia pero esta vez nadie me salvaba.
No
podía dormir por noches soñaba lo mismo y amanecía sudorosa transpirada con
dolores de cabeza, algunas veces hasta ahogada. Me senté en la cama y deje que
pasara la mañana al otro día me levante entre dormida.
-Cariño,
hoy vendrá mi jefe a cenar quiero que estés radiante, ¿si princesa?
-Ajam…
-bostezaba.
-Adiós
cariño, nos vemos a la noche.
-si
como digas papá, Adiós. –me acuesto en la mesa al lado de mi cereal y me duermo
profundamente.
Comienzo
a roncar con la boca abierta y me asusto de mis propios ronquidos y me
despierto, miro a ambos lados y me percato que aun sigo en casa, me rasco la cabeza
y me doy cuenta que no fui al colegio. Miro la hora y me percato que papa está
por llegar, limpio rápido lo que había ensuciado y me largo de casa a caminar
por ahí.
-como
pude haberme dormido. Papá me va a matar, su jefe vendrá y no hay nada preparado.
–comienzo a pensar y un auto a unos metros me sigue sigilosamente.
Saco
mi celular y miro por el reflejo de la pantalla que hay un BMW M4 color negro
siguiéndome, guardo nuevamente el teléfono y acelero mis pasos, el auto
comienza a acelerar su marcha, pero siempre detrás de mí. Me hago la tonta y la
distraída, y empiezo a trotar, el auto sigue a mi lado.
Comienzo
a asustarme y del trote paso a correr tanto como puedo, mientras que aprieto
mis labios tragándome los gritos que los ahogo en mi garganta.
-¡Leo!
–detengo el paso y el auto frena, miro sobre mi hombro derecho y suspiro
asustada. Abren la puerta del auto y un hombre vestido muy fino completamente
de negro con una corbata de color rojo sale hacia afuera, y escucho que cierran
la puerta. –Leonor… -me volteo lentamente, y pienso, “si he de morir qué más
da, volveré de nuevo al inframundo”.
Y
para mi sorpresa era Hades, estaba más hermoso que nunca, quede de boca abierta
viéndolo, su saco y su pantalón de raso dejaba reflejar la luna, mientras que solo
escuchaba el ruido de sus mocasines de charol dar pisadas en dirección a mí. Su
camisa negra hacia un juego excelente con su pelo enmarañado, y mientras que su
corbata rojo sangre daban la perfecta unión con sus labios.
-Perse…
–susurro al viento estando a un metro y medio de distancia de mí.
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